Flamonkey, el flamenco como música indie.

Texto: Alfonso Barragán // Fotos: Miguel Jiménez

 

Flamonkey - Maasai Magazine

Hemos tenido la suerte de estar una edición más en el festival Monkey Week y pasamos un rato charlando en el mítico bar La Gaviota de El Puerto de Santa María con Juanjo Castillo, uno de los programadores, junto con Concha Rodicio, del Flamonkey. Cumplen su segunda edición y han hecho tocar palmas y taconear a toda una legión de monetes. Si queréis saber más sobre monos flamencos, pasad y leed, invita la casa.

Todos conocemos o deberíamos conocer el Monkey Week pero, ¿qué es el Flamonkey exactamente?

El Flamonkey es la programación flamenca del Monkey Week. Hace tres años, más o menos, llegué a El Puerto de Santa María. Venía de Madrid de trabajar como periodista en temas de flamenco. Conocí a Tali Carreto (uno de los organizadores del festival Monkey Week) y le pregunté “¿el Monkey Week qué es, un festival de música rock, de música pop o qué es?” Y me contestó que era un festival de música independiente. Y le dije, “pues música más independiente que el flamenco no ha habido en España”.

Al año siguiente se hizo aquí en El Puerto un homenaje a Ricardo Pachón y vinieron Raimundo Amador, el hijo de Silvio tocó y demás. Fue un éxito. Me tocó lidiar con los flamencos y como conocía su manera de actuar y tal, la gente del Monkey vio que los controlaba bien y empezamos a gestar la idea de organizar lo del Flamonkey.

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¿Cuántas ediciones se han hecho?

Pues con la de este año que se acaba de hacer, dos. La de 2014 y esta de 2015. La del año pasado fue una especie de experiencia piloto. La intención era ver si el público lo acogía bien y la verdad es que funcionó mucho mejor de lo que creíamos. A los programadores internacionales les interesó muchísimo, y hasta contamos con el apoyo del Instituto Andaluz de Flamenco.

De la edición “piloto” del año pasado a esta, ¿cuál ha sido la evolución?

El año pasado no sabíamos si íbamos a hacer Flamonkey o no hasta septiembre y, como sabes, el festival se hace en octubre. De tiempo ya íbamos mal (risas). Nuestra idea, ya el año pasado, era realizar una convocatoria abierta para que los artistas pudieran enviar sus propuestas y luego, hacer una selección de entre todas las que nos llegaran. Pero claro, con tan poco margen no pudimos hacer esa convocatoria así que el año pasado elegimos nosotros directamente a los artistas tirando de gente de la zona, de Jerez, de El Puerto, de Cádiz, Sevilla. Teníamos tan poco que casi no podíamos pagar ni caché, ni hospedaje. Al final fueron menos actuaciones, unas cuatro o cinco. Además todo estuvo más deslavazado, lo íbamos a hacer en el escenario de la Cristalera pero como llovió, se tuvieron que cambiar de lugar los conciertos. Aún así todo fue bien.

Pero este año sí que hemos podido lanzar la convocatoria abierta, nosotros a través de toda la comunicación del Monkey Week y también a través de la base de datos del Instituto Andaluz de Flamenco. Hemos recibido 53 propuestas en 25 días que duraba el plazo. Se han programado seis actuaciones.

Con el Flamonkey no buscamos que se convierta en un residuo dentro del festival sino que entre en la programación general, de hecho Mixtolobo que hacen rock flamenco, vinieron el año pasado dentro de la programación del Flamonkey y este año han venido dentro de la programación general. Nuestra intención es que todo se vaya retroalimentando y que sea permeable. Que los artistas flamencos lleguen a otros públicos.

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¿Qué requisitos tiene esa convocatoria?

El requisito principal es que se trate de un espectáculo flamenco no convencional que encaje, de alguna manera, en lo que es la propuesta del Monkey Week. Que sea una propuesta moderna, actual, que sea un flamenco del siglo XXI con un toque de vanguardia, de fusión con otras músicas. Más que fusión, que está de moda esa palabra, una convivencia con otras músicas. Y que sea un espectáculo de pequeño o medio formato. Y claro, en la propuesta que nos envían, que tenga algún tipo de material audiovisual o gráfico para poder valorarla porque hemos llegado a recibir un word contando de qué se trataba y nada más (risas), y eso no hay forma de valorarlo.

La idea es que todo venga del flamenco, porque hay dos opciones: artistas flamencos que busquen otras vías de expresión o, ahora se ha puesto de moda también, artistas de otras músicas que le dan un toque flamenco. Eso último no, eso no entra. La gente que viene del pop, del rock, del jazz y le da un toque flamenco queda fuera de nuestra propuesta.

Imagino que con esa etiqueta de que sea una propuesta de flamenco no convencional o vanguardista, os habrán llegado muchas cosas buenas pero otras que dan mucho miedo.

Es un riesgo, pero hay un conocimiento del flamenco. Como te decía antes, en mi caso, he estado ocho años trabajando como periodista relacionado con el flamenco. Y luego está Concha Rodicio, que ella es bailaora flamenca. Los dos somos los coordinadores del Flamonkey, los que preparamos las bases de la convocatoria, los que hacemos la selección, los que estamos ahí con los artistas.

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Hablando de propuestas innovadoras dentro del flamenco, ¿cómo está el panorama a nivel general?

Pues se nota mucho quien tiene una formación, una base flamenca, mama de la tradición, conoce el lenguaje y lo moderniza. Luego está el que no tiene formación e intenta hacer algo experimental y súper llamativo y luego le queda una cosa sin sentido e incluso pretenciosa.

Pero creo que todo lo que se haga está muy bien, la experimentación siempre es positiva. En el Flamonkey queremos tener siempre una propuesta algo más purista, que aporte algo nuevo pero que tenga un buen poso tradicional. El año pasado tuvimos a Anita de Cádiz y este año hemos traído a Sorderita o Paquete que están más acordes a los cánones tradicionales pero con una aportación novedosa. Así se ve todo un poco en conjunto.

Intuyo que la acogida del publico del Monkey es buena pero ¿y por parte del sector más purista del flamenco?

En el flamenco, desgraciadamente, hay una ruptura. Hay un muro. Está la parte purista que directamente ni les interesa lo novedoso. Para ellos es que no es flamenco, a Manuel Martín Martín, a Bohórquez y todos estos críticos flamencos no vale ni la pena intentar explicarles porque no lo ven así y no lo asumen. Para ellos el flamenco es como se hacia en el siglo XIX y más allá de eso no hay vida. Veo más permeabilidad en la gente que hace cosas nuevas que sí que le interesa lo más puro, que a los puristas de verdad que les sale urticaria con lo nuevo.

Con el público pasa igual, los puristas no se van a acercar. Bueno miento, en esta edición por primera vez, en la actuación de Sorderita hubo una persona que solamente venía a ver eso porque le encantaba el flamenco y le encantaba Sorderita. De hecho me lo encontré en la puerta y me decía “¿pero de verdad, de verdad que viene Sorderita?” Por lo visto ha llamado varias veces a la oficina del Monkey para asegurarse que era verdad porque si no, no se sacaba la entrada (risas).

Pero es el único caso. Por ejemplo, aquí en El Puerto hay varias peñas flamencas, pues no ha venido nadie ni siquiera por curiosidad. Yo sí que he ido a las peñas a ver allí lo que hubiese. A ellos es que no les interesa. De hecho las peñas tienen un recinto donde se podría programar flamenco contemporáneo porque tienen un buen escenario para hacer un showcase, pero nada. Hay ahí una ruptura peculiar, cuando menos.

Pero siempre ha sido así, gente que no se interesaba por el flamenco empezó a hacerlo cuando Camarón sacó La Leyenda del Tiempo, Raimundo Amador, Lole y Manuel, luego con Morente, Israel Galván que es un tío que ha hecho interesarse por el flamenco y el baile a gente que le daba urticaria, gente que pensaba que era algo casposo y de taberna.

Estas cosas novedosas se han hecho toda la vida, Vicente Escudero bailó con unas ruedas de fabrica detrás con un foco que las iluminaba. Esas cosas se han hecho pero el purismo las ha rechazado. Recuerdo el concierto de Morente en el Teatro Albeniz de Madrid cuando presento Omega. La primera fase del concierto era Morente cantando flamenco tradicional, el teatro lleno. Hizo la pausa, metieron la batería y tal para que tocara Lagartija Nick y medio teatro se piró, medio teatro se quedó vacío. Y Omega, que ahora lo consideramos un discazo, lees críticas de la época y es que llegaron a poner a Enrique Morente como un traidor al flamenco. O con La Leyenda del Tiempo de Camarón de la Isla, la gente devolvía los discos porque decían que eso no era flamenco.

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¿Existe alguna propuesta parecida al Flamonkey en España?

Se hacen cositas, en el norte se están haciendo cosas interesantes, no sé si es en Pamplona. El Suma Flamenca de Madrid también. Cada vez más, los festivales flamencos van dando una acogida a las propuestas novedosas. Lo que es novedoso del Monkey Week y del Flamonkey es meter, dentro de un festival que no es de flamenco, una propuesta como esta. Creo que ese es un reto importante , que se considere como una música más y que tenga cabida en un festival de rock, de jazz (aunque ahí si que ha tenido) o de lo que sea, igual que en un FIB o un Primavera Sound puede tener cabida una actuación de techno cumbia por ejemplo.

¿A qué aspiráis en las próximas ediciones de Flamonkey?

Lo que nos gustaría es ver a gente de otras músicas viendo flamenco y a los flamencos que actúen, ya que tienen su acreditación, que vean otras cosas. Que se empapen de otras propuestas que nada tienen que ver con lo que hacen. De hecho estos días, Sorderita y Paquete estaban flipando con la propuestas, estaban viendo cosas que no habían visto nunca. O la gente de José Torres Trío, que sí que es cierto que tienen la mente más abierta, estaban dando botes en el concierto de Fumaça Preta. Eso es lo que mola.

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