Laura León, «Quiero ser testigo de lo que pasa, sin intermediarios»

Texto: Maasåi Magazine // Fotos: Miguel Jiménez

Laura León, fotógrafa, sevillana. Transmite fuerza, determinación, compromiso y pasión. En lo que hace y en cómo nos lo cuenta. Laura trabaja como reportera gráfica en España para andalucesdiario.es y medios internacionales como The New York Times, Der Spiegel, Le Monde o Time Magazine. Ha realizado reportajes en Gaza, Uzbekistán, China, Túnez, Kosovo, Senegal, Sudáfrica […]
Laura León

Laura León. © Miguel Jiménez

Laura León, fotógrafa, sevillana. Transmite fuerza, determinación, compromiso y pasión. En lo que hace y en cómo nos lo cuenta. Laura trabaja como reportera gráfica en España para andalucesdiario.es y medios internacionales como The New York Times, Der Spiegel, Le Monde o Time Magazine. Ha realizado reportajes en Gaza, Uzbekistán, China, Túnez, Kosovo, Senegal, Sudáfrica pero también ha realizado proyectos en nuestro país sobre la inmigración o los desahucios. Laura es una persona de carácter pero también cercana, hemos tenido el honor de charlar con ella, pero sobre todo, hemos tenido el enorme placer de escucharla.

¿Estudiaste Periodismo?

No estudié Periodismo. No acabé la carrera de Historia del Arte. Me fui a la mitad para dedicarme a hacer fotografías.

¿Por qué la Fotografía?

Por una curiosidad enorme por todo lo que acontece en este mundo, y la fantasía de querer entenderlo mientras lo cuento. Ser testigo sin intermediarios. Es una forma de vida. Todas esas cuestiones al final hacen que tomes una decisión, no hay sólo una razón para hacer las cosas.

¿Siempre tuviste claro que te querías dedicar al fotoperiodismo?

Cuando empecé hacer fotos trataba de contar historias, creo que era mi medio natural, el del reportaje y documentalismo, sin saberlo. Cuando quise tomar contacto con la fotografía no encontré referencias a mi alcance, no sabía cómo tomar contacto con este oficio. Me fui a trabajar para un fotógrafo de publicidad en Madrid y luego me fui a estudiar a Barcelona. Durante toda esa época fui descubriendo qué era esto de la fotografía y la técnica; se van viviendo facetas distintas; y cuando terminé ese periodo de estudio me metí en el fotoperiodismo de una manera consciente, busqué la manera de entrar en un periódico, empecé a hacer mis reportajes. Mis primeros reportajes fueron sobre inmigración y la producción de mantecados en Estepa. Curiosamente, 15 años después he vuelto a hacer el reportaje sobre los mantecados para The New York Times. Lo que es la vida.

Hace poco expusiste un trabajo tuyo, “La doble velocidad del Dragón”, sobre el delta del río Perla en la Galería Cavecanem.

Es una selección de fotos realizadas en China, fundamentalmente en el delta del río Perla. Trata de explicar el contraste de una sociedad que evoluciona en ritmos distintos. Existe una velocidad frenética, dirigida por un ansia de desarrollo urbanístico y de modernización, eliminando cualquier escala tradicional, y una velocidad más lenta, que son la de sus ciudadanos, muchos de ellos migrados del campo a las ciudades.

Laura León

La doble velocidad del Dragón. © Laura León.

¿Cuándo realizaste ese reportaje sobre esa región de China?

2011.

¿Por qué ahora?

Este trabajo lo había abordado de una forma más irracional, instintiva, si cabe. La galería es un formato que encaja perfectamente para mostrar este trabajo.

¿Por qué eliges exponerlo en lugar de que salga en alguna publicación?

Como decía, creo que este trabajo encaja más en una galería. Este formato permite enfoques más personales, más libres. Tenía la sensación que debía hablar demasiado de mi para justificar este trabajo y eso no encajaba en mis cánones de publicación periodística.

¿Cómo una foto documental puede exponerse en una galería y cómo acaba esta en la casa de una persona que la compra? Es un proceso interesante.

Sí, totalmente. Pero ahí nada tengo yo de responsable. Esto es la consecuencia de unas personas que apuestan por que mi trabajo sea expuesto, porque creen en él y otras que deciden comprarlo imagino por razones parecidas.

Has trabajado y vivido en países de Oriente Medio, donde la situación de la mujer es complicada. ¿Cómo te afectaba esa realidad tanto desde fuera como a ti personalmente como mujer?

Yo tenía una idea de lo que iba a encontrarme. Toda sorpresa al respecto estaba desterrrada. En cuanto a cómo ser mujer allí, no es lo mismo ser extranjera que local. Ser extranjera tiene sus ventajas, por ejemplo tener acceso a la vida publica y social, también en los funerales, donde las mujeres y los hombres están separados y hay situaciones en las que sólo participan las mujeres y yo podía estar presente.

Y en cuanto cómo me sentía respecto a las demás mujeres… contrariada. Estas realidades al final hacen que te enfrentes a ti misma. Hay que poner en perspectiva toda la información con la que nos hemos educado y también las nuevas. El desafío es en entrar en una sociedad y entenderla desde su propia cultura, no desde la nuestra. Obviamente hablo de ciertos roles, no de la violencia. Esto no es entendible ni aceptable.

Laura León

Gaza. © Laura León.

¿Qué es lo que te mueve ir a Gaza? ¿Te lo propusieron o fue por iniciativa propia?

Se presentó una oportunidad y me fui para allá. Yo mi vida la entiendo como una suma de casualidades y esa fue una más, aunque de las más importantes en mi vida.

Y siempre con billete de vuelta a Sevilla, cuando podrías estar realizando este trabajo desde Madrid, Barcelona, Londres… digamos ciudades con más “peso”. ¿Por qué Sevilla?

Pues por otra casualidad. Unas veces tomas decisiones, algunas por cuestiones personales y muchas otras por cuestiones puramente profesionales. En este caso me vine a Sevilla por cuestiones profesionales, al llevar tiempo trabajando para medios internacionales me vino rodado, existía esa demanda aquí, o esa oferta, no sé, digamos que me querían aquí (risas).

En tu profesión está ese debate sobre qué foto debe aparecer sobre un atentado, un funeral, dolor, sufrimiento. El debate del morbo de las imágenes, ¿qué límites estableces?

Muchos. Hay un código de ética periodística, esos son mis límites. No monto fotos, por ejemplo y en cuanto al tema del dolor, yo no saco una foto si no informa, si no arroja luz informativa. Es una cuestión de elección, hay situaciones que hay que mostrarlas con su crudeza, pero no es lo mismo un muerto por violencia, por intolerancia o por conflicto, que un atropellado. Estamos hablando de cosas distintas y hay que abordarlas de manera diferente.

Hablando de dolor, has estado trabajando sobre el tema de los desahucios.

Sí, he estado un año trabajando con eso. Tengo un reportaje en la web, Close down a home, pero ya he cerrado ese capítulo, ahora estoy con otros proyectos. Es decir, ya he contado todo lo que he podido sobre ese tema.

Debe ser difícil separar tu trabajo de tu vida diaria. Este tipo de situaciones deben afectar.

No se separa. Todos sobrevivimos a los problemas externos y a los personales, es decir, tenemos mecanismos para protegernos. En unas charlas, a modo de anécdota, un periodista (Enric Gonzalez) contaba que cubriendo el conflicto de Ruanda, el fotógrafo que le acompañaba le decía que llevaba tantos días viendo montañas de muertos apilados, que ya no le afectaban, que había dejado de sentir. Cuando ese fotógrafo volvió a España, se metió en la cama y tardó tres semanas en salir.

Laura León

Refugiados en la frontera entre Túnez y Libia en Ras Ajdir. © Laura León.

Durante todo este tiempo que llevas trabajando ¿cómo crees que ha evolucionado tu forma de trabajar o tu forma de “mirar”?

Pues la verdad es que no lo sé, yo creo que más que evolucionar la fotografía, evoluciona la persona y una se va comprendiendo mejor, una va entendiendo mejor quién es, qué es lo que quiere, qué es lo que busca realmente, qué espero de mi, qué espero de lo que hago… y en esa evolución personal está también una evolución natural de todo lo que hay alrededor que es la fotografía o tu relación con los demás.

El medio que te contrata, ¿qué es lo que se lleva, qué les aportas?

Aquí no hay muchos secretos, aquí hay que currar mucho. Si tú le demuestras a la gente que eres una persona responsable y estás dispuesta a no dormir si hace falta para que ese reportaje salga para adelante, eso se ve reflejado en el trabajo que entregas.

De tu trabajo se ha dicho que “recorre la delgada línea entre la fotografía de autor y el fotoperiodismo”, ¿es algo que buscas o que sale?

En realidad no sé muy bien que es eso de la fotografía de autor. Si nos referimos a tratar de tener un estilo propio, lo busco, más o menos conscientemente.

¿La búsqueda de la estética no puede hacer que se pierda un poco el mensaje?

El que se pierde en la estética se está equivocando de oficio si piensa que está haciendo fotoperiodismo. La estética es una cosa que se consigue de una manera casi automática, también depende del tiempo que tengas para hacer un trabajo. Yo creo que cuando una persona es fotoperiodista y su prioridad es contar algo, cuenta algo. Lo que pasa es que pone los elementos que tiene a su alrededor al servicio de lo que quiere contar y eso no es malo. Hay cosas que no necesitan ser evitadas. Si estas en un contexto de luz en el que si haces una foto un poco más para adelante la luz cae de una manera que esa foto mejora estéticamente, ¿dónde esta el problema? Hay prejuicios que son gratuitos, las reglas son necesarias cuando se necesitan y el fotoperiodismo ya tiene suficiente con sus códigos. Si haces una foto con una determinada carga estética, tú sabrás porque la has hecho y sabrás defenderla cuando alguien te pregunte.

Laura León

© Miguel Jiménez.

¿Qué diferencias encuentras entre trabajar para un medio nacional o un medio extranjero?

Todas, hoy en día, todas. Para empezar, la figura del editor gráfico en España prácticamente ha desaparecido. El editor gráfico es el que va a defender tu trabajo, si partimos de esa base ya se crea un abismo brutal. Si en España no hay editores gráficos, tu trabajo queda en manos de gente que no sabe nada de fotografía. Trabajar para el extranjero significa que haya una cadena lógica de trabajo, en la que hay una editor gráfico con el que tú tienes un diálogo que ayuda a tu desarrollo de trabajo. Hay una seriedad. Luego se edita y puedes estar más o menos de acuerdo, pero lo que está claro es que está editado bajo un criterio de peso. Luego está el tema de dinero, aquí se paga una miseria.

¿Cuánta libertad te permiten en tu trabajo?

Toda. Toda porque confían en que no vas a extralimitarte, no vas a ir más allá de los límites. Si cruzas esos límites en estos medios para los que yo trabajo no te vuelven a llamar. Si por ejemplo montas y cloneas de forma no permitida estás en la calle, sales por la ventana vamos.

¿Estamos bien informados?

Creo que estar bien informado significa poner en duda todo lo que te cuentan. Si eres capaz de cuestionar las cosas que te cuentan, vamos por buen camino.

¿Alguna foto que te hubiese gustado haber hecho?

La caída del muro de Berlín.

Alguna foto que aún no hayas hecho.

Todas las que me quedan por hacer, incluso las que todavía no tengo en mente.

¿Alguna vez has cogido la maleta de manera impulsiva y te has ido a cubrir algo que estuviera pasando?

A Kosovo me fui así. También a Sudáfrica.

¿Tienes algún tipo de referente al que sigues, fotógrafos o publicaciones de cabecera?

No. No soy nada mitómana. Me fascina el nivel que hay, hay un nivel espectacular en general, pero no soy seguidora ni contemporánea ni del pasado. Me gustan las cosas que son buenas, vengan de quien vengan. Hay gente que constantemente está dando unos niveles brutales. Eso sí, tengo algunos trabajos recientes grabados en mi retina, por el ejemplo un reportaje sobre homosexuales en Vietnam, o el postrauma de un Marine de los EEUU, de Craig F. Walker.

Además de fotoperiodismo, ¿trabajas otros “campos” dentro de la fotografía?

Mi línea de trabajo siempre es contar algo. Ahora estoy haciendo unos reportajes pero contados en retratos.

Laura León

Close down a home. © Laura León.

¿Cuándo consideras que un reportaje o un trabajo está acabado? ¿Te cuesta conseguir esa foto de cierre?

Generalmente con el deadline. Pero la realidad es que la mayoría de las historias no acaban nunca, es un cuerpo que está continuamente respirando. Sobre todo porque las historias siguen teniendo vida, siguen estando ahí. ¿Por qué acabé el trabajo de los desahucios? Porque debía hacerlo, a pesar de que los desahucios continúen.

En cuanto a la foto de cierre, depende. Por ejemplo en el caso del proyecto de los desahucios, cuando la protagonista, Maricarmen, me hablaba de su dormitorio, el que ella montó en su casa de la que la desahuciaron, me hablaba llena de orgullo, era su obra maestra, yo sabía que iba a empezar el reportaje ahí y sabía que mi última foto iba a ser el dormitorio nuevo de la casa okupa, y esperé y esperé hasta que encontré esa foto. Cuando tienes la primera foto es más fácil llegar a la última.

Puedes encontrar el trabajo de Laura León en el siguiente enlace

www.lauraleon.net

Por Maasåi Magazine // Fotos: Miguel Jiménez | Laura León

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