Te tatuaste un delfín en el omoplato

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  Este verano he tenido la oportunidad de visitar, por cosas que pasan, cuatro playas de sitios diferentes de España, cada una en una punta. Iba dispuesta a recopilar los típicos datos sobre temperatura del agua, calidad y finura de la arena y precios de los chiringuitos para tener tema de conversación con veraneantes profesionales […]

 

Este verano he tenido la oportunidad de visitar, por cosas que pasan, cuatro playas de sitios diferentes de España, cada una en una punta. Iba dispuesta a recopilar los típicos datos sobre temperatura del agua, calidad y finura de la arena y precios de los chiringuitos para tener tema de conversación con veraneantes profesionales de aquí a diciembre, pero la verdad es que, si te fijas en lo importante, todas las playas son exactamente iguales. Quiero decir, toda la gente es igual de fea y de hortera, toda la gente hace las mismas cosas cuando está en la playa. TODA LA GENTE LLEVA TATUAJES FEOS. Parece como si todos los tatuajes decentes que vemos en invierno, de esos de verlos en Instagram y ponerle un corazón sin ni siquiera conocer al propietario, al llegar el verano y poner su dueño el primer pie en la arena, se convirtieran automáticamente en un delfín desgastado por la sal y las olas de años de domingueo. ¿Cuándo ha pasado eso? ¿Cuándo se os ha ocurrido tatuaros un delfincito feliz? Hola, ¿naciste con ese delfín en la espalda y ese tribal en los riñones? Vaya, lo siento. “No pasa nada, jeje :(“

Sé que es difícil mantener tu estilo, la clase y la tribu urbana (esto está pasado de moda, perdón) a la que perteneces y llevar a la vez un buen look playero, pero tampoco es plan de perder la dignidad por unos cuantos grados de más. Ya favorece la playa suficientemente la cutrez con esas duchas que incitan a llevarte el champú y llenarlo todo de espuma – que no hay forma de dar más asco siendo limpio que duchándose en la playa con champú – o con esos tuppers de lo que sea acompañados con arena crujiente, como para también descuidar nuestro aspecto físico porque sí comprándonos un pareo.

Pero volvamos al tema de los tatuajes que es lo que hoy me interesa. ¿Qué pasa con los ciento veinte estudios nuevos de tatuajes que han abierto en cada barrio de cada ciudad en los últimos años? ¿Qué pasa con la gente que tapó sus tribales con estrellas, las estrellas con golondrinas y las golondrinas con magdalenas de colores? O peor, ¿qué pasa con los que lo han ido acumulando todo? ¿QUÉ PASA CON LA GENTE DE LOS INSTAGRAMES? Sé que existen, ¿es qué no van a la playa? ¿Es que Malasaña no veranea? No me extraña, porque si vives allí se te va todo en el alquiler (me ha pasado). A pesar de esta moda tan extendida, las playas están llenas de gente con tatuajes cutres a más no poder. Y diréis, “el gusto es subjetivo, habrá a quién no le gusten tampoco los tatuajes de magdalenas de colores cuquis también llamabas cupcakes,  ¿no?” A los que penséis así solo os digo una cosa: letras chinas en el cuello.

Lamarimorena

© Lamarimorena

Ese delfín que te tatuaste a escondidas de tus padres en aquel lugar poco visible no está pidiendo vivir una vida tranquila en un sitio escondido y pasar desapercibido, está pidiendo que lo sueltes en el mar “porfi”. Pero no puedes, y lo paseas por la orilla porque en la playa lo poco visible no existe, los bañadores cada vez son más pequeños y el delfín más que pasar desapercibido acaba saludándonos a todos a su paso. Y esto es inevitable, porque una persona que se tatúa un delfín sonriente en el hombro es una persona de playa, no es una persona de montaña. SI fuera de montaña se habría tatuado un árbol o una brujita pero nunca lo sabríamos porque en vacaciones iría VESTIDA.

Eso sí, una cosa a valorar en los tatuajes de gente-de-la-playa es que no se rigen por modas. No se les puede acusar de chaqueteros, esos tatuajes ya eran feos cuando se los hicieron, nunca han sido top, nunca le gustaron a nadie. Simplemente se condenaron desde el primer día a lucir el solecito de rayos sinuosos que se hicieron en octavo. “No puedo arrepentirme, me lo hice por el significado, no por el dibujo”, pues no te veo subiendo tu tribal a Instagram intentando mejorarlo en la medida de lo posible con un filtro, amiga. Aunque este tipo de tatuados, ni aún contándote siete millones de veces como la Hello Kitty que lleva en el cuello representa la relación tan estrecha que mantiene con su abuela, llega a ser tan intenso como el tatuado del tipo “cómo voy a arrepentirme, SI LO DISEÑÉ YO”, si lo diseñé yo que soy peluquera, chaval, como me voy a arrepentir después. Además, si te dicen que lo que representa son las letras de su apellido o el nombre de su hermano pequeño, apaga y vámonos, indiscutible. Por ahí no te metas. Está claro que la playa saca lo peor de las personas: SUS CUERPOS.

Por Rosa Ponce // Ilustración: Lamarimorena

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