El famoso tatuador americano de los años 30 Sailor Jerry decía que él tatuaba para luchar contra los «squares», esas personas cuadrículadas y grises que dominaban el mundo. Lucero Tattoo (Calle Correduría 46, Sevilla) son Lucía Arnau y Javi Juelle, ella de Castellón, él de Sanlucar la Mayor. Granada tiene la culpa. Su estudio de tatuajes se ha convertido, en solo un año de vida, en toda una referencia en esta santa y pía ciudad de Sevilla, que para Jerry también sería cuadriculada y gris. Ellos de alguna manera también luchan contra los cuadriculados que dominan el mundo, lo hacen de manera discreta, poco a poco, paso a paso, desde donde bailan los luceros y la luna con el sol.
¿Como descubrís el tatuaje?
Javi: Mis comienzos fueron muy aburridos, me molaba dibujar y por aquel entonces surgió el mundo del tattoo en mi vida. Aparecieron las primeras revistas, me las compré y es de estas cosas que no eres consciente realmente, sino que van fluyendo y cuando te das cuenta estás metido de lleno en eso. Hablamos del año 2000. Vivía en Sanlúcar la Mayor, por aquel entonces era complicado porque aunque ya era el año 2000, el acceso a Internet era difícil, al igual tenía un PC y lo miraba poco. El acceso que tenía era gracias a las revistas que se publicaban. Poco a poco fui metiéndome hasta que entré de lleno.
¿Estabas tatuado por esa época?
Javi: No. Aún no.
¿Qué estudiasteis?
Javi: Cuando acabé la ESO me matriculé en el Bachillerato Artístico y luego en la Escuela de Arte de Sevilla hice Gráfica Publicitaria. Por aquel entonces ya estaba haciendo tattoos así que, cuando acabé de estudiar, ya llevaba un tiempo trabajando en Estudio Lucio. Siempre he trabajado de esto. De hecho, a veces pienso que me hubiese molado haber trabajado en algún sitio muy chungo para poder valorar más lo que tengo ahora, que no quiere decir que no lo valore, claro está.
Lucía: Comencé a estudiar Bellas Artes en Granada. En mi caso había más información que cuando empezó Javi y siempre me había gustado el mundo del tatuaje. Empecé a conocer gente que tatuaba. Un buen día me animé e hice un tattoo y me gustó mucho. Pero hasta que no acabé la carrera no comencé a centrarme realmente en eso porque los últimos años en Bellas Artes fueron bastante intensos.
¿Tú ya estabas tatuada de antes?
Lucía: Sí.
Javi: De hecho yo la tatué allí en Granada, y no le cobré porque ya me gustaba (risas). Estuve trabajando en Granada un par de años o así. Nos conocimos allí.
Os conocéis en Granada, ¿cómo sigue vuestra historia?
Lucía: Yo me quedé en Granada hasta que acabé la carrera y al terminar me vine a Sevilla porque Javi tenía curro. Para qué me iba a quedar. Intenté trabajar en algún estudio pero no se dio el caso. Estuve un año pintando y decidimos que o montábamos un estudio los dos o nos íbamos fuera a dónde sea.
Javi: Yo había trabajado en varios sitios y, por un motivo u otro, no había cuajado la cosa. Lucía no encontraba trabajo así que tomamos esa decisión. Nos dimos la oportunidad de montar el estudio que teníamos en nuestra cabeza que, además, aquí no había ninguno así, con esas características.
¿Y cómo era ese estudio que teníais en vuestra cabeza?
Lucía: Un estudio especializado y enfocado al tattoo clásico tradicional.
Javi: La cuestión estaba en montar un estudio que fuera acorde con nuestras ideas, que dijese algo más del trabajo que hacemos y que la gente se sintiese identificada de primeras en plan “ahí se hace un tipo de tatuajes y si quiero uno voy allí”. Y en eso estamos. Acabamos de cumplir un año, cómo pasa el tiempo.
Lucero Tattoo, ¿por qué?
Javi: El nombre surge escuchando la canción Abre la puerta de Triana. Estábamos con una amiga que había venido de visita y fuimos a la Cacharrería. Allí escuchamos la canción que dice algo como “donde bailan los luceros y la luna con el sol”. Nos gustó mucho la palabra lucero.
Lucía: Queríamos algo relacionado con los astros. Nos mola la ciencia-ficción. También buscábamos un nombre en castellano y descubrimos que en Latinoamérica, Lucero es nombre de chica. De repente, se empezó a cargar de significados el nombre de Lucero y ahí lo tenéis.
Después de este año, ¿vuestro estudio se está empezando a parecer a ese estudio que teníais en la cabeza?
Javi: Yo creo que sí, y en menos tiempo de lo que pensábamos. Cada vez viene más gente que ha visto nuestro trabajo por ahí y quiere hacerse alguna pieza de ese estilo. Teníamos la necesidad de que todo tuviese unidad, nosotros como tatuadores con nuestro estilo y el local también. El espacio tiene que respirar lo mismo que nosotros, tiene que ser una seña de identidad más.
Lucía: Además al tener tu propio estudio te puedes permitir el lujo de tratar a la gente como realmente quieres. Cuando trabajas en estudios que no son el tuyo estás más sujeto a las normas que se marcan allí. El precio es el que es y punto. Aquí te puedes enrollar más con la gente porque el negocio es tuyo.
Javi: Está claro que es un negocio, pero es nuestro y hacemos lo que nos mola. Es cierto que nos genera ciertos beneficios y que son los que nos hacen subsistir. El problema que me he encontrado en estudios donde he trabajado anteriormente es que lo que primaba era la pasta y se olvidaban otros factores.
Pero a pesar de que vuestro estudio se centra en el old school contáis con un tatuador de estilo realista.
Javi: Sí, Chris Molinuevo. Nos hemos dado cuenta de que no toda la peña piensa como nosotros y quiere exactamente lo que hacemos.
Lucía: Dar la oportunidad al cliente de elegir está muy bien. Además es un negocio, no hay que olvidarlo y no puedes descuidarlo. Lo más importante es que queda muy feo decirle a alguien que no. No queríamos ser tan tajantes con la gente y como no nos apetecía hacer esos trabajos, no por no saber, sino porque ya no nos apetece, decidimos ofrecer el trabajo de un artista que está especializado en otra cosa. Chris es amigo nuestro y ya habíamos trabajado juntos, nos encajaba perfectamente, no era algo que estuviera muy pensado sino que, por unas circunstancias u otras, a él le apetecía trabajar y a nosotros nos venía bien.
Síntoma también de que el proyecto ha crecido en este año.
Javi: Claro, y queremos que siga creciendo. Además no somos personas cerradas y creemos que todo artista tiene algo que aportarnos.
Ahora que decís que no sois personas cerradas, ¿habéis renunciado alguna vez a hacer algún tatuaje?
Lucía: A mí no me ha pasado, de momento, tener que decirle a alguien que no por motivos éticos.
Javi: Yo sí que he renunciado a hacer alguno. Por ética muchas veces, la más espectacular fue un tío que se quería tatuar toda la cara con manchas de camuflaje. Otra vez, le dije que no a un tío que no estaba tatuado, que vino con su mujer y su hija y que se quería tatuar una lágrima en la cara. Si te lo quieres hacer, muy bien, pero si es tu primer tatuaje, no lo veo claro; y además que lo de la lágrima tiene una serie de connotaciones.
Una vez a un amigo le vino un tipo queriéndose tatuar una esvástica nazi. De hecho, me debería haber tocado a mí pero yo estaba disfrutando de unas vacaciones en Cuba (risas). El tío estuvo amenazándole un rato con que le iba a pegar, pobrecito (mi amigo, claro).
Aparte de trabajar con Chris, hacéis colaboraciones. Viene gente de fuera y vais vosotros a otras ciudades o estudios a tatuar.
Lucía: Sí, “Artista invitado” lo llamamos. Esto es bastante habitual entre tatuadores que ya nos conocemos y que tenemos un estilo parecido. No sé si fuera del tatuaje tradicional se suele hacer esto. Las personas que se tatúan este tipo de piezas suelen ser coleccionistas de tattoos y como son piezas sueltas dan la opción de coleccionar. Es una convivencia, porque luego se quedan esos días en casa. Es muy divertido, no sé la cantidad de gente que ya ha pasado por casa.
Javi: Lo solemos hacer con gente de nuestro círculo. Lo mejor es que resulta muy interesante porque siempre aprendes algo de la persona que viene. De su técnica, de su forma de pensar. Haciendo una similitud con la música, es como si invitas a una banda a tocar a tu casa. Lo que más agradezco de todos los años que llevo tatuando es la gente que he conocido dentro de este mundo. Lo que he podido viajar, la gente que he podido conocer, esa red de amigos y artistas. El “Artista invitado” es algo que quisimos hacer desde el principio. Además das la oportunidad a la gente de tu ciudad de tatuarse con alguien de fuera que, a veces, resulta complicado. También me apetecía devolver un poco el favor de cuando a mí me han invitado a otros sitios a trabajar.
¿Habéis llegado a tener un estilo propio? ¿Hay algo puramente vuestro en vuestros trabajos?
Lucía: Puede ser pero con el tatuaje pasa que no solo depende de ti sino de la persona a la que le vas a hacer la pieza. Pero eso es muy interesante, porque el cliente te obliga a darle la vuelta a algo y, a veces, llegas a cosas que no te habías ni imaginado.
Javi: Yo no he llegado al punto de decir “este es mi rollo” porque es algo que va evolucionando continuamente. Eso sí, tengo muy claro que me gusta el tradi, una serie de motivos… Un tatuador más que un artista, es una especie de artesano que atiende encargos y que es capaz de adaptarse y ejecutar casi cualquier petición de un cliente. Si te piden el nombre de su novia, no tienes mucho margen para jugar y darle tu rollo.
Allá por 2005 fui tatuado por Javi Juelle, era mi primer tatuaje, diez años después volvió a tatuarme. De aquella vez, además del dolor y los nervios, recuerdo que me dijo que probablemente no sería el único que me iba hacer durante mi vida, que estas cosas enganchan. Y tanto que enganchan.
Desde que me tatuaste hace diez años a ahora ¿qué ha cambiado?
Javi: Hace diez años no tenía todavía muy claro lo que quería hacer. He evolucionado mucho, he mejorado y estoy más seguro de mi curro pero hay días que me sigo sintiendo como la primera vez. Tengo que investigar más, tengo que dibujar más y tengo que trabajar más. Pero eso es lo bueno, que esto no se acaba, que es un continuo aprendizaje.
¿Cuál es vuestra rutina cuando no tenéis un encargo o cuando necesitáis ampliar vuestro catálogo?
Lucía: Pues yo siempre ando dibujando. En el tattoo, al menos en el tradicional, hay una cosa que se llama flash que es un A3 donde muestras unos diseños pensados para ser tatuados. Ese es el catálogo digamos. A mí me encanta dibujar chicas así que estoy siempre mirando chicas, y flores. Tienes tu imaginario propio y vas probando cosas.
Y en tu caso Lucía, que has estudiado Bellas Artes, ¿llevas cosas que has estudiado al proceso de tatuar?
Lucía: Una inspiración muy grande que siempre he tenido es el comic. Cuando hice la carrera me centré en el comic. De hecho mi proyecto final de carrera fue un comic, mi tutor me apoyó mucho para que lo sacara pero era demasiado complicado. Me ha quedado mucho de eso, por ejemplo las posturas. También en la carrera te meten mucha caña con la anatomía y creo que, muchas veces, puedo sintetizar bien la realidad gracias a la carrera. Si conoces puedes quitar pero si no, te puede quedar un churro.
Hay un boom de gente que viene con dibujos de ilustradores para tatuárselos y también algunos ilustradores que se meten a tatuar ¿cómo veis todo esto?
Lucía: Es lo que hablábamos antes, yo los veo como artistas y no como tatuadores porque esas personas no podrán hacerte otra cosa que no sea ese diseño suyo.
Javi: Es muy interesante porque es gente que ha sabido transformar lo que hace y llevarlo al tatuaje. También hay mucha gente que viene del graffiti o de la ilustración que no consigue superar trabajar sobre una persona, o directamente con una persona.
¿Hay unas normas en el tatuaje, sobre todo a la hora del envejecimiento de las piezas?
Lucía: El negro tiene que estar porque es el que sujeta la obra.
Javi: La meta es que el tatuaje dure bonito toda la vida y hay unas pautas para que se mantenga así. El negro siempre va a ser un color que hará contraste y es como la base o los cimientos del dibujo. Hay que saber cómo eso va a envejecer, hay muchas técnicas ahora pero no sabemos cómo van a estar esas piezas dentro de 20 o 30 años. Lo que sí sabemos es cómo queda un tatuaje tradicional, un tribal o uno japonés porque se llevan haciendo toda la vida.
Parece que ahora poca gente se hace un duende o una brujita. ¿Cómo lleváis el tema de la moda?
Javi: Cuando está pasando no eres consciente.
Lucía: Pienso que si tu tatuaje está correcto, está bien hecho y tal, no pasa nada. Pasa la moda pero ya está, no es una locura. Un poco es el tema de que el mismo tatuaje lo lleven cien personas en tu misma ciudad pero bueno, yo que sé.
Javi: No hay que darle muchas vueltas, es como algo más comercial. Hay estilos que nunca van a pasar de moda, el tribal, el tradicional o el japonés. Son estilos que evolucionan pero que siempre están ahí, es como la música. Tienes una banda de rock&roll que hace surf, otra que hace rock clásico, otra garaje, pero al final estás haciendo rock. Con el tatuaje pasa igual, puedes hacer un tattoo más tradicional o japonés pero no van a pasar de moda igual que el rock no va a pasar de moda. Simplemente van a ir evolucionando.
Hablemos de redes sociales
Lucía: Instagram es lo máximo. Ahí está todo el mundo. Nos funcionan, en particular a mí, porque las estoy moviendo ahora. Estamos casi obligados a usarlas porque es casi la mejor manera de publicitar nuestro curro. Hay mucha gente que viene a nuestro estudio porque nos había descubierto por Instagram o Facebook. Es alucinante cómo puede llegar tu trabajo a cualquier rincón del mundo.
¿Notáis que el boom de Instagram está haciendo que la gente se tatué más?
Javi: Hay mucha gente a la que le gusta seguir cuentas de tattoos o a gente con tattoos. Y sí es cierto que hay gente que, antes de las redes sociales, no tenían tanto acceso a este mundo y que ahora lo ven constantemente y están más abiertos a hacerse alguno porque están teniendo más cultura de tattoo.
El tatuaje siempre ha estado muy estigmatizado, ¿notáis aún ese lastre?
Lucía: En España en general y, sobre todo, en ciudades como esta (Sevilla), sí. Todos los días nos llega gente que nos dice que quiere un tatuaje pero que le llegue hasta la manga para que no se le vea por temas de trabajo, por ejemplo.
Javi: Hace falta tiempo para que la gente lo vea con normalidad, pero también creo que es más interesante hacer esto aquí que hacerlo en una ciudad donde es más habitual.
Lucía: También hay que tener en cuenta la crisis. El tatuaje no es algo barato, es un artículo de lujo y mucha gente no lleva tatuajes porque no se los puede permitir con la que está cayendo. Eso es algo que también nos da confianza porque vemos a gente a la que le gusta mucho nuestro trabajo pero que por el momento no pueden hacérselo. Son clientes en potencia (risas).
¿Existe mucho plagio en el mundo del tatuaje?
Lucía: Depende, si hablamos de los diseños tradicionales de los años 20, ahora hay mucha gente que tatúa y lo que hace es redibujar esos clásicos. ¿Eso es un plagio? Es un homenaje más bien. Hay un tatuaje de una chica de perfil de Sailor Jerry que todo tatuador lo hace una vez en su vida, es una imagen clásica que gusta reproducir. Otro rollo es cuando tú inventas algo y otra persona lo hace exactamente igual.
¿Y si viene un cliente con un tatuaje sacado de internet?
Lucía: No lo hacemos. Intentamos convencerlo de que se lo haga de otra manera y si no, nada.
Javi: A mí me pasó que un tío de Varsovia me escribió y me dijo que había visto un dibujo mío por Internet que le había flipado y se lo tatuó. Lo que mola es que ya que es tuyo se lo hagas tú pero mira, el tipo está en Polonia así que mola que te pasen estas cosas, qué le vas a decir, si además va a hacer lo que quiera. Además se puso en contacto conmigo así que no lo hacía de mala fe.
¿Qué música suena en Lucero Tattoo?
Javi: Nos gusta mucho el garaje, el surf, el rock, surf futurisa como Man or Astro-man, heavy pop (risas). Es un grupo al que fuimos a ver y en su bandcamp se denominaban heavy pop, y efectivamente hacían heavy y pop.
Lucía: Cosas que te den subidón básicamente.
Vuestra ciudad ideal es…
Javi: ¿Podemos decir un Berlín soleado todo el año? Fuera de bromas, al final uno siempre intenta convertir que el sitio donde vive mole un poco más. En eso estamos, aportando nuestro pequeño grano de arena.
¿Cómo sería el cliente perfecto si entra ahora mismo por la puerta de vuestro estudio?
Lucia: Pues claramente una persona que llega y dice: “dónde está tu flash que me quiero hacer algo”. Lo mira, elige un diseño y se lo hace.
Javi: Cada vez nos pasa más eso y estamos muy contentos.
Podéis encontrarlos en:
Por Alfonso Barragán // Fotos: Miguel Jiménez
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