José Ortuño. Cineasta y polímata.

Texto: Joaquín DHoldan // Fotos: Miguel Jiménez

La polimatía (del griego πολυμαθία, el aprender mucho −de μανθάνω, aprender y πολύ mucho−) es la sabiduría que abarca conocimientos sobre campos diversos de la ciencia y/o las artes. José Ortuño en un polímata, También se utilizan los términos erudito, hombre renacentista u hombre del Renacimiento y, con menos frecuencia, homo universalis. Digamos que es un tipo que sabe hacer muchas cosas. Esta definición tiene su lado oscuro. Alguien que sabe hacer muchas cosas no se especializa en nada. Por eso es importante aplicar este matiz en el caso de muestro entrevistado: Estamos ante un guionista, un dramaturgo, alguien que se ha decantado por el audiovisual. Un hombre de cine.

¿Eres consciente de la fama que están teniendo los Ortuvideos?

La verdad es que se me ha escapado un poco de las manos. Tampoco es tanto porque no es que lo esté petando de visitas, pero sí es verdad que me voy encontrando gente que me dice “¿Tú eres el de los vídeos que explican cosas de cine y tal?…” y es curioso cómo eso se ha expandido.

A mí lo que me llamó la atención es que reconocí una gran vocación docente.

Es que yo soy profesor, ante todo. Empecé en la escuela de cine con 25 años a dar clases, antes había hecho poquitas cosas en esa época, pero a mí me llamaron de la Escuela de Cine de aquí de Sevilla, para dar clases y creo que, a día de hoy, es lo que más me gusta hacer, donde me siento más cómodo, lo que mejor se me da. Y cuando cerró la Escuela de Cine, que como a tantas cosas, la mató la crisis, me quedé un poco huérfano, y con la necesidad de esas clases que yo daba, seguir haciéndolas. De vez en cuando me llaman para un taller o algún curso, pero son cosas muy esporádicas y con estos vídeos, saco ese lado didáctico.

Como docente, ¿detectas en un alumno un cierto ojo diferente con respecto a otro aspirante a cineasta?

Totalmente. Siempre lo que hay que buscar es una voz, al final casi todo está inventado, por más que uno crea que tiene una idea única y original, siempre llega alguien que dice “yo vi un corto que iba de eso, yo leí un cómic con esa idea”, y lo que siempre busco, lo que diferencia a la gente, es quienes pueden contar lo de siempre, como nunca. Con una voz única. No buscar la originalidad porque sí. Muchas veces la magia no está en la trama. “Quiero contar la historia de un chico que se enamora de una chica”, eso se ha contado un millón de veces… Sí, pero no lo he contado yo. A mi forma. Con mi voz. Eso lo hace más único que una idea mucho más rebuscada, más rocambolesca, pero que luego en el camino pierde completamente el interés. Hay que tener una voz personal y hacer las cosas de forma única.

¿Eso se puede enseñar?

No. Esa es la parte que no se puede enseñar. Por eso, a un alumno le podemos enseñar en qué consisten los tres actos, como se crea un personaje, la ley del conflicto, pero hacer todo eso de forma única, como sólo yo puedo hacerlo… Eso es lo que me gusta de los grandes cineastas Te puede gustar más o menos, pero tú ves un fotograma de una película de Woody Allen, o de Tim Burton, o de muchos otros autores y dices: “esto es de este”. A lo mejor odio la película, pero tiene una voz única, y luego muchos imitadores, que es lo que suele pasar con los que crean una voz única.

Desde The extraordinary tale… a tu próximo trabajo, ¿está esa voz o es parte de una búsqueda?

Depende. Monté esta productora, Acheron Films, para hacer ese tipo de proyectos (piensa). Yo tenía un problema, llegué a los treinta y me sentía muy frustrado, porque llevaba mucho tiempo pasando a limpio las ideas de otros, contando historias que no eran mías. No reconocía mi voz ahí, pero era con lo que ganaba dinero. Con ese dinero que gané, durante muchos años, decidí montar esto y arriesgar mi dinero en proyectos, como estoy diciendo, personales, que no sé si estarán bien o mal, pero son con mi voz. En estos posters se ven cosas que son así. Los ves y te podrán gustar o no, pero ahí estoy yo. Es lo que yo quería hacer y como yo lo quería hacer.

Es de verdad.

Sale de aquí, de Acheron Films. No sé si está bien o mal pero sale de mis tripas. Es verdad que para poder embarcarme en esos proyectos, tengo que trabajar mucho en proyectos de encargo, que intento hacer lo mejor posible, pero no tienen mi personalidad. En muchos casos es “¿qué quiere usted que haga?”. Y lo hago.

¿Quién más integra Acheron Films?

Somos Laura Alvea, Marichu Sanz (que es mi mano derecha, e izquierda, y mi cabeza, o sea sin ella no sabría qué hacer), Mila Fernández y yo. Luego para proyectos concretos contratamos a gente según la necesidad.

¿Y qué estás por hacer?

Ahora mismo estamos trabajando en Ánimas, que es una película que rodamos en este verano, es un proyecto muy personal, de hecho llevo diez años desarrollándolo.

Dame un trailer, cuéntame de que va…

Es una película de terror psicológico, ese es un poco el género, pero que realmente es una excusa para hablar sobre los cambios de edad. Sobre qué supone crecer… es una cosa que yo siempre he llevado muy mal, yo tengo cuarenta años, no estoy casado, no tengo hijos.

Pareces diez años menos.

Gracias, pero el 19 de abril cumplo 40 años y en muchos casos la gente, la familia, pregunta..

“¿Cuándo vas a sentar cabeza?” (Risas)

Eso. Y yo contesto “pero si aún no sé lo que quiero ser de mayor”. El caso es que es cierto que hay cambios de edad que nos marcan y que se supone debemos ser de una determinada manera, a partir de los 18 años con la mayoría de edad, ya se esperan de ti unas cosas. Pasas de los 30 a los 40, que al parecer debes madurar. No entiendo quién ha puesto esos roles, que hoy en día están completamente desdibujados. Yo en los años 70 sería un bicho rarísimo, sería un bala perdida. Hoy en día hay gente de 50 que está todavía buscando un camino. De eso va la película.

¿Y empezó siendo una novela?

Es que la idea que se me ocurrió hace muchos años, era muy ambiciosa. Pensé que nunca podría hacer una película con el presupuesto adecuado para contarla. Así que lo convertí en una novela. Al fin y al cabo éramos yo y el papel. Pero he tenido suerte y he trabajado muchísimo, me he rodeado de gente maravillosa y he ido levantando el proyecto poco a poco.

Es duro el cine, digo esa parte económica…

Durísimo. ¿Qué te voy a contar? Hoy ha salido la ley en que a todos los espectáculos le bajan el IVA menos al cine. Sólo les falta tipificarlo en el código penal como un delito. Es muy complicado, pero afortunadamente hemos conseguido levantar la financiación para esta película, es un proyecto de dos millones de euros, una película grande, importante.

El proceso con The extraordinary tale… ¿cómo fue comparado con este?

No tuvo nada que ver. The extraordinary tale… fue una película que financié al 100% con todos mis ahorros. Durante mucho tiempo trabajé mucho en televisión, he escrito cine, publicidad, muchas cosas y eso me fue permitiendo ir guardando un dinero. A los cuatro años dije “Podría comprar una casa, un coche pero voy a hacer una película como yo quiero hacerla, sin que nadie me diga cómo se tiene que hacer y arriesgarme y si me funciona, ya está”.

¿Arriesgaste tu capital?

Y afortunadamente, una vez hecha funcionó, ganó dos premios en Málaga, estuvo seleccionada en muchos festivales internacionales, tuvo distribución en España, en Colombia, en EEUU, y eso hizo que, por ejemplo, entrase Canal Sur Televisión, que puso dinero y pude recuperar parte de la inversión. El caso de Ánimas es diferente, yo no tengo dinero para financiar una película así. La estamos co- produciendo con La claqueta, no estamos solos.

La escribiste, ¿la vas a dirigir?

La voy a dirigir junto con Laura Alvea. Esta película, junto con La claqueta, la hemos ido presentando a distintas cosas y todo nos lo han dado. La ayuda de la Junta de Andalucía, la ayuda del Ministerio y no sólo nos lo dieron sino que fuimos el proyecto mejor valorado. Canal Sur también entró, nos dieron ayuda europea, la de Ibermedia, nos seleccionaron en l’atellier del Festival de Cannes, es decir, puerta que hemos tocado, puerta que se ha abierto. Pero es verdad que en parte es gracias a esa otra película en la que nadie creía. Cuando The extraordinary tale… era un guión, la gente lo leía y decía “¿esto qué es?”

Claro, es un cuento de hadas macabro, pero yo la vi de nuevo el otro día y es una película que va a envejecer muy bien, pero es cierto, es retorcida.

De hecho tenemos un problema con el final, bueno teníamos. Determinadas personas, instituciones, nos decían que no podían estar en una película con ese final. Pero lo que te dije, yo había llegado allí para hacer una película con este final. En los encargos me dicen “cambia el final” y yo lo hago pero en mi película tenía claro que el final era ese.

Hoy hablabas de la madurez, esa película cuestiona nada más y nada menos que la maternidad, uno de los pilares de nuestra cultura.

Rara vez se habla de la maternidad en el arte, y en el cine concretamente, desde un punto de vista negativo. Siempre se dice que tener un hijo es algo maravilloso, lo más bonito del mundo. Pero ves el telediario y hay madres que abandonan a sus hijos, o los lastiman, hijos que maltratan a los padres. La maternidad también puede tener sombras.

Y nadie las cuenta.

Exacto. En parte la película nació, de una persona concreta, una madre que me dijo “yo quiero mucho a mi hijo, pero si volviese atrás, no lo tendría”. Nunca nos cuentan esta parte. Y decidí hacer una película donde la maternidad no es lo que se espera.

Pero tiene la trampa de una estética llena de colores vivos y luminosos, te agarra con la guardia baja, parece que va a ser lo contrario. Una película vital, alegre.

Lo que hicimos fue envolverla en forma de cuento, por eso es tan importante la palabra tale del título. Esto si lo contamos de forma realista sería muy chungo, podría echar para atrás, pero lo bueno que tienen los cuentos es que puedes contar las cosas más horribles. Caperucita roja: un lobo se come una anciana, le rajan la barriga, pero como es un cuento… o Hansel y Gretel: la mujer se quiere comer a los niños y ellos la tiran a un horno y la queman viva, eso contado realista es horrible, no hay quien lo cuente. Pues aquí decidimos hacer eso, lo envolvimos en la estética del cuento.

Si el dinero no importase, ¿qué obra te gustaría hacer y cómo valoras lo que hiciste?

Las obras personales, digamos que estoy orgulloso de ellas, son lo que quise hacer, al margen de sus aciertos y sus fallos. En los encargos, a veces, he pedido que retiren mi nombre de los créditos. Ahora no tengo muchas metas más allá de hacer Ánimas. Mi objetivo es hacer la película que tengo en la cabeza, hacerla de puta madre, que no haya injerencias, no tropezar con nada en el camino que haga que la película sea algo que yo no quiero, porque eso pasa. Yo hice un cortometraje que era una historia muy personal, y de ese no hablo casi nunca porque me pasó esto, en el proceso se tomaron una serie de malas decisiones y cuando vi el producto final dije “esto falló, no es el corto que quería hacer”. Mi mayor deseo es que en Ánimas no pase eso, sería muy triste después de diez años.

O sea que más allá…

Lo mismo dejo el cine y abro una librería, yo que sé…

¿Qué te gusta más del teatro y el cine? Porque has hecho de todo.

Yo vengo del teatro, y tuve la fortuna que en una edición de unos premios del Centro Andaluz de Teatro, que tenían mucho prestigio, me premiaron con los tres premios, primero, segundo y tercero. Esa noche entré en el audiovisual, al otro día salió una página en El País que un chico de 21 años había ganado todo eso, y esa misma noche me encargaron mi primer guión de cine. Pero vengo del teatro, yo estudié dramaturgia en el Centro de arte dramático de Madrid. Mi formación es teatral, pero el cine me adoptó. Creo que una de las cosas que aporto a los proyectos de audiovisual en los que estoy, es esa visión dramatúrgica que procede del teatro. Muchas veces lo que han estudiado Comunicación Audiovisual o Cine directamente, no tienen, piensan en otros términos. Yo pienso en términos de dramaturgia clásica, aristotélica. Y Aristóteles, las lecciones que daba, lo que se conserva, estaba dirigido al teatro, y yo a veces, llego a reuniones y hablo en términos aristotélicos que a mis compañeros le suena a chino, pero luego los aportamos al guión y hacen que funcione. Al final Aristóteles funciona lo mismo en Edipo Rey, en Romeo y Julieta o en Titanic.

¿Pero cuál disfrutas más?

Por igual. Hace poco hice una obra para Microteatro, Skype, y en ambos casos, teatro o cine, busco lo mismo, ¿cómo hago esto diferente? Cada uno tiene unas herramientas, el teatro tiene algunas maravillosas que no tiene el cine. En Skype rompíamos completamente la pared entre espectadores y actores. La acción es toda en el patio de butacas. Funciona de la siguiente manera: cuando ibas a Microteatro te ponían un tráiler, nosotros grabamos un video de una obra en la que aparecía yo, la gente entraba en la sala y la escenografía era de esa obra en la que pasaban unas cosas. Pero la obra empezaba cuando a una espectadora le sonaba el móvil y jodía la obra, de hecho la sinopsis era la de la obra falsa, y era muy divertido cuando la gente empezaba a mirarla, a intentar ayudar a la actriz, eso ya era la obra. Eso yo no lo puedo hacer en el cine. El cine tiene otras vías que también, al igual que el teatro, me gusta explorar hasta las últimas consecuencias. El problema es querer hacer una cosa con las herramientas de la otra. Yo no sabría con cuál quedarme. The extrordinary tale… mucha gente dice que se podría hacer en teatro, pero yo no estoy de acuerdo, la depuración del lenguaje cinematográfico utilizada lo convertiría en otra cosa.

¿De lo último que viste que fue lo que más te conmovió?

Teatralmente, lo último que vi, que lloré en el patio de butacas fue el musical Wicked, en Londres. Es increíble, es la bruja mala del Mago de Oz, que te cuenta que no era una bruja mala, sino que era una chica incomprendida, que nació verde y ya por eso todos le ponían el sambenito de “verde, mal” y acaba siendo mala a base de eso. Es una historia, muy bien contada, con un gran guión, una maravillosa metáfora y musicalmente… el final del primer acto terminó y yo no me podía ni mover, estaba agarrotado. En cuanto a audiovisual, voy a ir a comprarme la serie The young Pope, ha salido hoy en blu-ray, la he visto tres veces, es impresionante. La terminé de ver y volví a poner el primer capítulo. Ya le he dedicado tres Ortuvideos a esa serie y los que vendrán, porque yo ahora quiero verme los extras, analizarla y estudiarla. No sólo es lo mejor de Sorrentino, sino de lo mejor en mucho tiempo.

Otro capítulo interesante para hablar contigo es sobre la televisión. En mi casa éramos fans de Yo, mono.

Pues mira cómo funciona la televisión que al año siguiente, en lugar de hacer una segunda temporada, repitieron la primera. Era en plan, nos encanta el formato, la idea, el programa. Vale ¿queréis nuevos guiones? No, vamos a repetir los de año pasado… pues nada… Era de esos encargos que da gusto. Pablo Herrero editó el libro Yo, mono y llevó la idea a la TV. El libro de Pablo está muy bien, eso facilitó todo. Si el directivo de TV lee el libro, como fue el caso, el libro enamora.

¿Qué programa de televisión te gustaría hacer?

Supongo que mucha gente del audiovisual contestaría lo mismo, yo soy muy fan de El intermedio. Envidio tanto hacer eso. Normalmente en TV pública es muy complicado, tienes que nadar con cuidado más en esta época en donde todo el mundo se molesta por todo, no puedes decir nada, y acostumbrado a trabajar con el lenguaje, buscar que nadie se sienta aludido, o insultado. Y aún así, a cada tanto dicen “han faltado el respeto a la asociación de no sé qué”… aún siendo súper correcto, te dan hostias. Y luego ves El intermedio y dices “¿cómo lo hacen?”. Yo quiero escribir esas cosas, me da igual la cárcel.

Más que un formato es por el contenido.

Eso, ese formato, hablar libre, sin miedo, eso hoy en TV es imposible. Hay pocos casos y ese es uno. A mí también me gustaba El informal, además de las series, debe ser el formato que me atrae. Yo trataba de que esa hora fuese sagrada, hoy lo veo por internet, cambió la forma de consumo.

Ahora que dices eso: Cine e Internet tuvieron una época de conflicto ¿Cuál es tu opinión?

Esto es como cuando te dejas el pelo largo. Tú lo tienes corto, y hasta que te crece hay un rato de greñas extrañas que no sabes muy bien qué te pasa en la cabeza y estás tentado a volver a cortártelo, pero tienes que tener claro que lo vas a dejar largo. Pasas meses sin verte al espejo. Esto fue lo mismo, el formato cambia, y hubo un tiempo en que no se sabía qué hacer, y la piratería hacía desastres, las medidas anti, eran un desastre mayor, todo el mundo enfadado. Finalmente el pelo ha crecido. Todavía no es el punto de “vaya melena guapa” pero ya se sabe por dónde va, las plataformas han encauzado hacia dónde iba. Ese era el futuro. La piratería al final es un problema menor, como en los 80 y los 90, cuando yo pirateaba grabando en cintas o en cassette para un amigo, piratería hubo siempre y no había un drama. La gente se volvió un poco loca.

¿Qué viste últimamente en esas plataformas?

Que Dios nos perdone, Tarde para la ira, El hombre de las mil caras, el año pasado fue una maravilla para el cine español. B, muy barata, muy sencilla, muy teatral, pero joder cómo funciona gracias a los actores. Y luego re descubrí a Nicolas Winding con The Neon Demon. Me impactó mucho, yo nunca le había prestado atención a este autor y esta me golpeó tanto que me compré toda su filmografía Drive, Sólo Dios perdona, Valhalla Rising , me hice un fin de semana de él. ¡Qué autor! Cuántas cosas para contar. Los siguientes Ortuvideos fueron sobre Winding, una voz propia maravillosa, en cada visionado tienes una nueva lectura. Sólo Dios perdona, la vi seis veces. De The Neon Demon conseguí el guión y descubrí aún más cosas.

¿Sabes de qué va el próximo Ortuvideo?

Ni idea. Veo una película y descubro sus mecanismos.

¿Logras desconectar el cineasta y conectarte en modo espectador?

Es difícil por tus propios proyectos. Yo estoy ahora haciendo Ánimas, es muy difícil no intentar aprender cosas para tu proyecto. Para mi es imposible no ver algo sin analizar.

¿Si pudieras viajar al pasado en un Delorean, qué encontrarías en el José de niño?

Yo sabía que quería hacer algo artístico, peor ni idea de qué. De hecho, yo empecé estudiando interpretación. Sabía que me gustaba el teatro, el cine, escribir… tenía una gran pasión por los musicales, componía música. Pero no sabía bien por dónde ir. Sobre todo mi pregunta era ¿hay algo de esto a lo que uno se pueda dedicar y no sólo como hobby? Hice las pruebas de arte dramático y las pasé y dije, bueno, quizá como actor. Pero descubrí que soy el peor actor del mundo. Mi profesor de escritura dramática era Antonio Onetti fue el que me dijo “tú como actor eres pésimo, pero lo que escribes me gusta”, y fue el que me animó a presentarme al concurso del Centro Andaluz de Teatro. Me dijo “Prueba a presentar tus obras a este concurso a ver qué pasa”. Me presenté y gané los tres premios.

¿Onetti es algo de Onetti, el escritor?

Se lo pregunté y me dijo “que yo sepa no” (risas). Es uno de nuestros mejores dramaturgos, yo le estoy eternamente agradecido, porque dejé la interpretación, que no iba para ningún lado, y como te dije, esa misma noche mi vida dio un vuelco. Con su consejo, Onetti me cambió la vida. Al día siguiente firmé por mi primera serie, mi vida cambió gracias a él. Hasta ahí no sabía lo que quería realmente. Yo escribía porque me gustaba, al igual que actuaba o componía música.

Y dentro del cine, ¿qué trabajo te llama más la atención por lo complejo?

La fotografía, sin duda. Yo siempre intento trabajar, por lo menos en los proyectos personales, (señala los posters de sus películas, hay un nombre que se repite), con Fran Fernández Pardo. Es mi director de fotografía de cabecera, me parece un trabajo tan difícil. La fotografía es clave, todo es clave, pero la fotografía es algo muy subliminal pero que puede hacer que el espectador rechace lo que ve. Cuando un espectador hace zapping en la tele y se queda o salta de una película, es por la fotografía. Esa textura, es la que atrapa o expulsa. Ya pasa menos, porque ahora hay grandes directores de fotografía, pero de pequeño, cuando hacía zapping y mi madre decía “mira, otra española”, sólo con verla lo detectaba. Para mí la fotografía es inabarcable, muy difícil, no tengo ni idea de cómo lo logran. Has visto el trabajo de Fran en The extraodinary tale…, te puede no gustar la película, pero la fotografía es espectacular, y con pocos medios. Sé por experiencia que la misma película en decorado y con trabajo de fotografía bueno cambia absolutamente. Ves una de romanos en vivo y te parece de coña, y la ves en la pantalla y lo flipas. Sin un director de fotografía, no te lo creerías. Sería gente disfrazada. La magia de los filtros, no sé cómo lo hacen. Soy fan absoluto de ellos.

Lo mencionaste al pasar pero, ¿también compones música? ¿Para tus películas?

Sí, compongo, pero no en mis películas. Estuve en el conservatorio, estudié solfeo, armonía, composición. Me pasa como en el cine, que todo lo que sea interpretar, como que no. Estudié guitarra y el profesor casi me la parte en la cabeza. Pero la parte de atrás, instrumentar, me encanta, componer para otros. Pero en mis películas intento ni siquiera dar ideas, prefiero ideas frescas. Héctor, el compositor en The extraordinary tale…, llegó con algo completamente diferente a lo que yo tenía en la cabeza, pero me encantó, menos mal, yo estoy viciado, eso le dio frescura.

¿Eres co-guionista de Nacido en Siria?

Hernán Zin hizo Nacido en Gaza, me invitaron al estreno, ahí lo conocí y congeniamos. Él estaba preparando un documental sobre la cantante Bebe y me dijo que le echara un vistazo, le hice una devolución y así nació una relación laboral muy positiva. En ese documental, 10 años con Bebe, ya aparezco como story editor. Vimos que había química y me dijo que estaba trabajando en Nacido en Siria, una segunda parte.

Yo pensaba que estaría buena una serie llamada así: Nacido en…

Se va a hacer. El sólo pensaba hacer Nacido en Gaza, que fue muy reconocida, pero luego pasó lo del niño sirio que apareció en la playa y le impactó y vio la necesidad de contar la historia de esos niños. Ahí ganó todos los premios y con todas esas nominaciones, se generó esa idea. Una serie de Nacido en…

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