Indestructible Factory lo forman Víctor Guillén y Juanje Ortiz. Ellos se definen como “un equipo creativo que se dedica a la fotografía de moda”. Sencillos y divertidos, vinieron a la entrevista, que tuvo lugar en Le Cocó en Madrid, vestidos exactamente igual, como si fueran gemelos, de hecho mucha gente se lo pregunta cuando les conocen porque es habitual verlos vestidos de la misma manera. Esa alegría que desprenden se puede encontrar en el color de sus fotos que, aunque puedan parecer tristes o melancólicas, tienen en el color el punto desenfadado y positivo que las hace destacar. Trabajan con artistas de todo tipo, músicos, escritores, ilustradores entre los que se encuentran Rebeca Khamlichi, Zahara, Màxim Huerta, Nena Daconte y muchos más. En apenas dos años y medio atesoran dos premios EFTI Network y sus editoriales de moda han sido publicadas en más de una veintena de revistas y publicaciones, tanto nacionales como internacionales. Ilusión, mucho trabajo y creer en lo que haces, esas son sus armas para ser indestructibles.
¿Quién es Víctor y quién es Juanje?
Juanje: Victor es madrileño, estudió Imagen y dentro de Indestructible Factory es el fotógrafo.
Víctor: Juanje es de Badajoz, es el encargado de vestuario en Indestructible Factory. Es diseñador, también estudió Personal Shopper. En la mayoría de las ocasiones se encarga de la dirección de arte de las sesiones, es el relaciones públicas de la empresa porque yo lo llevo fatal, eso de las relaciones sociales. Es el que organiza y dirige todas las editoriales. Básicamente él lo hace todo y yo me encargo de las fotos (risas).
Juanje: Es un trabajo a medias. Tenemos definido que él es el fotógrafo porque hace fotos, pero cuando decidimos el estilismo, por ejemplo, me encargo yo pero él está muy presente. En la elección de fotos él las hace pero las elegimos entre los dos. Al final lo consensuamos todo, es un trabajo en equipo.
¿Como definiríais Indestructible Factory para alguien que no os conozca?
Es un equipo creativo de dos personas que se dedican a la fotografía de moda y a la promoción de los artistas con los que trabajamos. Pero pasa una cosa, que somos fotógrafos pero podríamos ser cualquier cosa (risas). Somos muy inquietos.
Vuestro vínculo es la fotografía.
Juanje: Nos conocimos por Flickr. Nos comentábamos las fotos por ahí y, de repente, Víctor me propuso trabajar o hacer algo juntos.
Víctor: Después de estudiar empecé a trabajar por mi cuenta y observé que tenía ciertas limitaciones. Ahí comencé a trabajar con otros fotógrafos para aprender de ellos. Fue entonces cuando di con Juanje y de esta forma nos conocimos y comenzamos a trabajar. Nos gustaron mucho los primeros trabajos que hicimos y descubrí que con él conseguía esa chispa a mí me faltaba trabajando en solitario.
Mi trabajo era muy barroco, muy rococó y quería trabajar con alguien contrario a mí, que tuviera un trabajo muy minimalista. Me apetecía probar algo así porque siempre pensé que podría salir algo interesante.
Y decidís montar vuestra empresa, Indestructible Factory.
Efectivamente. Esto fue por un trabajo que nos salió en Londres con una artista que se llama Belén Arjona. Nos plantamos allí, muy emocionados y después de la sesión notamos que había algo, así que decidimos montar Indestructible Factory. El nombre viene de una canción que le mandé a Juanje cuando estábamos empezando que se llama Indestructible y Factory porque somos muy de Andy Warhol.
A mediados de 2012, en agosto y a la vuelta de Londres, decidimos crear la empresa. Vinimos de allí con todo pensado.
Antes de conoceros y de montar vuestra empresa, ¿vuestro trabajo con la fotografía estaba orientado a la moda?
Víctor: Siempre quise dedicarme a la moda, desde que estudié Imagen. Allí me enseñaron técnica nada más. El resto lo he ido aprendiendo de manera autodidacta. Pero sí, la moda siempre estuvo presente.
Juanje: He estudiado música, hice magisterio, luego un master en psicopedagogía y entre medias estudié personal shopper en la Escuela de Estilismo de Madrid. Luego diseño pero no pude acabarlo. Sí, la moda ha estado siempre presente entre un montón de cosas más como podéis ver.
En vuestras sesiones trabajáis con modelos pero también con artistas y otro tipo de profesionales.
Nos gusta salirnos del patrón habitual de modelos. Nosotros le vemos la magia a la gente, y nos llegamos a obsesionar un poco (risas). Por ejemplo, con el último chico que hemos trabajado, lo vimos por la calle y fuimos a por él. Y luego nos gusta trabajar con artistas, músicos, ilustradores… nos gusta llevarlos a nuestro terreno. Parece que son “nuestros” modelos cuando, en realidad en muchas ocasiones, son trabajos para los que nos han buscado o llamado para fotos promocionales de sus discos o de sus libros.
Pepa Loves por ejemplo, hace de mediadora para que hagamos editoriales. Con ellos siempre ha sido muy fácil, ellos encajan perfectamente con nosotros y nosotros con ellos y al final hemos trabajado muchas veces juntos. Siempre decimos que “somos los niños de Pepa” porque es una empresa de chicas pero nos quieren y nos valoran mucho.
Trabajáis para marcas como Pakita Klamores, Dulce Locura, Mod Montana, Pepa Loves… con un estilo muy marcado. ¿Es algo que habéis buscado?
Son empresas y marcas emergentes. Pasa que cuando trabajas con alguna marca empiezas a conocer a más gente y eso te lleva a establecer nuevos contactos y vas creciendo. De trabajar con una marca acabas haciendo contacto con otra del estilo y así. Eso sí, nos atrevemos con todo. Lo vemos, nos gusta y si nos cuadra nos lanzamos.
¿Qué diferencia encontráis entre trabajar con modelos profesionales y con otro tipo de profesionales como escritores, ilustradores, músicos?
Hay de todo. Gente que te sorprende. El modelo está claro que sabe posar y hay gente que no es modelo que parece que lleva toda la vida posando, por ejemplo, María Villalón o Rebeca Khamlichi. Ellas saben y conocen nuestro rollo así que ya saben qué cara poner, qué pose, saben qué es lo que buscamos, lo que pretendemos. Con otra gente tenemos que dirigirlos más, pero también nos pasa con algunos modelos. No quiere decir que por ser modelo vaya a facilitarte más las cosas, hay gente que tiene ese talento y también depende de nosotros, de ser capaces de conectar y sacar ese talento o esa chispa.
Soñemos un poco, ¿hay alguna marca o alguna persona con la que os gustaría trabajar?
Puestos a soñar pues con Jon Kortajarena por ejemplo, y a nivel musical nos encantaría trabajar con Birdie que va bastante con nuestro rollo. Además tenemos un disco firmado por ella. Con firmas de ropa, no sé, Alexander McQueen, así como capricho.
Vuestra fotografía gusta porque trabajáis con marcas pequeñas, se nota la cercanía y el mimo con el que hacéis las cosas. No es algo grandilocuente.
Perderíamos nuestra esencia si trabajáramos con grandes marcas. Es más, se nos ha dado la ocasión de trabajar en un estudio y hemos dicho que no. Preferimos la calle, nos gustan los sitios “pasaitos”. Estamos deseando trabajar en Lisboa, con todo ese aire lúgubre y decadente que tiene. Nos gustan los sitios que cuentan historias.
Para alguien que no entienda mucho de moda, ¿podéis explicar en qué consiste una editorial? ¿Cuál es vuestro proceso creativo?
La editorial para nosotros es una historia, no se trata de fotos que no se relacionan unas con otras, sino que todo tiene una coherencia. Es todo bastante cuadriculado y está muy pensado. Escribimos un guión, todo va por sets, en cada set debe ir un vestuario, los complementos. Al modelo le pasamos un dossier donde viene la primera idea, la localización, cómo van a ir las fotos… Pero nos dejamos llevar también, aunque esté todo muy estudiado, es solo para tenerlo bien planificado, no nos gusta estar encorsetados.
Nosotros a principio de año tenemos una serie de ideas, las ideas de las historias. Es un trabajo de chinos (risas) porque tienes que cuadrar espacio, tiempo, todo. Hay que elegir a la persona que cuadre con la idea, la localización que también cuadre, el vestuario. Surgen las ideas y según vamos conociendo a gente, vemos donde las podemos encajar, porque no todo el mundo vale para todo.
Nos encanta llevar la contraria, al hombre lo desnudamos bastante, que enseñe y a la mujer la solemos vestir bastante recatada. Estamos acostumbrados a ver mogollón de tetas y al hombre muy recatado, así que nos gusta darle la vuelta a eso.
Una vez que tenéis seleccionada a la persona, ¿dejáis que aporte algo?
La verdad es que no mucho (risas). Suena un poco borde pero no es así, es cuestión de que cuando llegamos a ese punto ya está todo pensado y madurado por nuestra parte. Ya le hemos dado mil vueltas a todo así que queda poco espacio para la improvisación.
¿Cuanto tardáis en realizar una editorial una vez que tenéis la idea, la persona que hará de modelo y la localización?
El proceso ya hemos dicho que es más largo, desde que se piensa la idea y se decide todo, pero una vez tienes todos los elementos, las fotos se hacen en un día y luego se tarda aproximadamente un mes o un poco menos en enseñarlo al público, pero depende de la publicación donde vaya a salir.
Esas ideas que aparecen a primeros de año ¿de dónde salen?
Salen de muchos sitios. Sobre todo de viajes, nos vamos a Nueva York y venimos con mogollón de ideas, pero es que nos vamos a Cancún, a Lisboa y venimos igual, cargaditos. Todos nuestros viajes nos han ayudado a crear todas las editoriales que hemos hecho, todas tienen algo de cada viaje. Nos fuimos a París y salió la editorial “Infinito”. Está todo ligado. La música, el cine, los viajes en metro. Y referentes fotográficos, claro está, que te inspiran y te llevan a hacer algunas cosas.
Además en vuestro proceso hay trabajo de peluquería y maquillaje, ¿trabajáis siempre con el mismo equipo?
Sí, con Carlos Calderón, él se encarga de peluquería y maquillaje. Nos hemos dado cuenta que mientras menos gente, mucho mejor porque a veces nos hemos encontrado con un séquito que no ayuda nada, solo genera ruido y hace que todo se dificulte mucho.
Nueva York, París, Lisboa, Cancún, ¿cuándo vais a Benidorm?
(Risas) Calla, calla, que acabamos de volver.
Viendo vuestras editoriales, hay como un poso de melancolía en todas ellas pero a la vez existe un gran contraste con los colores que utilizáis, no son fotos tristes.
Tienes razón en eso de la melancolía. No nos gusta que la gente sonría. Nuestra palabra clave es “languidez”. No creo que sean fotos tristes, nos gusta mezclar esa melancolía con el color. En nuestras fotos a veces la persona tiene un aspecto triste pero está vestida de rosa fucsia, además en una localización algo tétrica, con las paredes desconchadas. Nos gusta jugar con eso. Que haya ese contraste.
¿Podéis definiros en tres adjetivos?
Ya empezamos con las difíciles (risas), eso de definirse es muy difícil. De hecho en nuestra página web nos define una amiga. A ver, podría ser melancolía, color y originalidad.
Vuestras editoriales tienen nombre y siempre es una palabra, ¿de dónde salen?
Suelen salir de canciones.
¿Qué esperáis a corto plazo?
Seguir haciendo editoriales durante este año y estamos abiertos a lo que vaya saliendo. Ya vamos viendo. Nosotros nos dejamos sorprender, vamos pasito a paso, no tenemos muchos planes a largo plazo.
¿Vuestra ciudad ideal?
Nueva York, sin duda.
Podéis encontrarlos en:
Por María Hesse // Fotos: Miguel Jiménez