Onubense de nacimiento y defensora absoluta de la gamba de Huelva, Granada Barrero es la diseñadora que más kilómetros por diseño hace. Este verano tuvimos el placer de desplazarnos a su estudio, en el centro de Huelva y descubrir quién es y cuál es la ruta de esta polifacética diseñadora.
¿Quién es Granada Barrero y a qué se dedica?
Según el papelito soy Ingeniera Técnica en Diseño Industrial, pero estudiando notaba una serie de carencias y empecé a hacer divulgación del diseño.
A la pregunta ¿qué hago ahora mismo? Yo diría que hago tres cosas, una es divulgación del diseño, que sigo haciendo a través de la organización y participación de eventos, sobre todo de diseño andaluz. Por otro lado hago estrategia e investigación, en esa parte estaría el trabajo que hice para Surgenia y su Observatorio de Tendencias (agroalimentarias y del hábitat). Ahora sigo haciendo estrategia pero con mi propia metodología de gestión del diseño y la creatividad. Y por último el diseño, esto es bastante más amplio que diseño industrial, es incluso el trabajo previo a entrar al diseño.
Con toda seguridad te han preguntado un millón de veces acerca de tu nombre, así que una vez más, ¿por qué te llamas Granada?
No hay ninguna historia romántica y no tiene nada que ver con la ciudad, me llamo Granada porque mi abuelo lo quiso. Me tocó llamarme así porque mi familia es de un pueblo de Badajoz, que se llama Llerena y su patrona es la Virgen de la Granada, y me tocó, me tocó…¡Tuve suerte! Podía haberme llamado Cinta como la Virgen de Huelva (risas).
Al principio cuando era pequeña no me gustaba, pero para el trabajo me ha venido muy bien porque es una marca. Como además soy andaluza y se me nota, cada vez que viajo la gente se queda con el nombre enseguida.
Muchos no sabrán qué es diseño industrial o qué hace una diseñadora industrial, y al ser la primera entrevistada de la revista, te ha tocado explicarnos un poco ¿en qué consiste tu trabajo?
El diseñador industrial hace que las cosas sean fabricables, se puede producir tanto artesanalmente, tiradas muy cortitas, yo tengo mucho producto así. O hacer productos seriados de gran tirada, lo que llamaríamos producción industrial masiva.
¿Qué hace el diseñador industrial? El diseñador industrial resuelve funciones, da aspecto formal y realiza mejoras en productos ya existentes. Hay mucho trabajo en este sentido porque van apareciendo nuevas formas de vida, van cambiando los hogares y van cambiando los hábitos. Los productos y los objetos también tienen que cambiar, y ahí hay un diseñador industrial.
Por ejemplo, la inclusión de la tableta o tablet. La tableta a nivel formal es un nuevo tipo de producto, pero a nivel funcional ha absorbido muchas funciones que antes se hacían de otra manera, ahí hay un diseñador industrial. Hay un diseñador industrial en un sacacorchos, en una copa…
Tu hermano José Barrero es ilustrador, ¿es cosa de familia el hecho de que ambos os hayáis decantado por profesiones creativas?
La verdad es que es curiosísimo, la persona más creativa de nuestro entorno es mi padre. Mi padre que es ferretero, tiene formación básica y siempre fue muy manitas. Siempre ha hecho todo él mismo con las manos. Él sabe de electrónica, sabe de electricidad, hacía sus propios equipos de música, incluso pintaba cuando era más joven. Mi padre es una persona muy curiosa y bastante friki para su edad, le encantan todas las novedades y está totalmente puesto al día.
Desde pequeños usábamos su taller que estaba lleno de herramientas. Montábamos cosas, trabajamos con madera, tocábamos los materiales, etc. Yo creo que la criatura creativa ha sido mi padre, aunque no le haya dado por hacer nada de esto.
A parte de por mi padre, creo que mi hermano y yo tenemos un carácter muy autodidacta. Él estudió ciencias puras y acabó estudiando en la Escuela de Arte. Y yo en cambio, estudié letras y al final hice una Ingeniería Técnica. Esto ha hecho que de alguna forma tuviéramos que aprender solos y adaptarnos a cambiar de rama.
Aunque cambiaste de rama al comenzar tus estudios, ¿cómo te decidiste a hacer diseño industrial?
Cuando terminé el instituto tuve que elegir y me di cuenta que necesitaba algo más creativo, más manual. El haber hecho el bachillerato de letras me ha influido en mi rama divulgadora pero tenía limitaciones a la hora de escoger carreras técnicas. El provenir de una rama como letras no te daba acceso a carreras como arquitectura pero tuve suerte de que ese año era la primera promoción de diseño industrial. Al ser el primer año se permitían todas las ramas y yo al tener buena nota, entré de las primeras. Lo que ocurre es que elegir la rama de letras, también ha tenido muchas malas consecuencias, porque he tardado mucho tiempo en sacarme la carrera, he tenido que aprender de forma autodidacta muchas disciplinas como física o dibujo.
¿Llevas Andalucía por bandera?
Por supuesto, ¿alguien lo duda? (Risas).
Poner diseño andaluz y que no salgas de alguna forma como referencia es difícil.
Y es normal, es normal porque tengo más de mil artículos o publicaciones y hablo de diseño andaluz en la mayoría de ellos.
También soy vocal de la AAD (Asociación Andaluza de Diseñadores) desde hace unos siete años y la persona más antigua de la Junta, a veces he sido la única mujer. Por otro lado, montar Baaang en su momento sorprendió muchísimo fuera de Andalucía y tuvo mucha difusión. De repente en Madrid, Barcelona o Valencia descubrieron que había diseñadores industriales aquí abajo. Cuando me invitan a eventos están deseando que les cuente la visión de lo que hacen los diseñadores andaluces aquí.
¿Diseñar de esta forma tan andaluza es una estrategia?
No es una estrategia, es mi forma natural. De hecho si lo piensas es contraproducente, porque hago publicidad a gente que en teoría es mi competencia. Yo podría escribir solamente de mí y de mi trabajo, e ignorar totalmente lo que hacen otros diseñadores industriales u otros diseñadores gráficos. Podría pensar egoístamente en que yo estoy teniendo más visibilidad que el resto, porque conozco a la gente de los medios o porque llevo más años. Pero hay otra cuestión que es que el mercado no existe si no hay competencia y al revés, no hay competencia si no hay mercado. Si no hay diseñadores industriales que ejerzan su trabajo montando estudios, cada vez que llamo a la puerta de un cliente tengo que explicar qué es un diseñador industrial, qué hacemos, cómo lo hacemos, cuáles son los tiempos de desarrollo, etc. Cuanta más masa de diseñadores industriales hay, menos explicaciones tendré que dar, porque la próxima vez a lo mejor soy la segunda que llama a la puerta. Ser el primero tiene ventajas y tiene inconvenientes. Tienes que hacer un sobreesfuerzo importante pero a la vez te da cierta visibilidad.
Al dedicarme a divulgar, mis primeros trabajos los he tenido gracias a eso. Y quien me entrevistaba, o quien me buscaba ya sabía que yo conocía el mercado, conocía la competencia o conocía las marcas. Eso ha hecho que de alguna manera yo sea una diseñadora industrial diferente a los que había.
Muchos piensan que la artesanía y el diseño son como el agua y el aceite, ¿cuál es tu visión?
Para mí es muy evidente, un artesano es una empresa como cualquier otra. Las diferencias con una gran industria son que las tiradas son más cortas, que tienen otros tiempos y que existen más posibilidades de personalización. Casi todos los productos van a ser diferentes en algo por la parte manual.
Para mí, la artesanía es súper importante porque creo que es una manera, dentro de mi conciencia social, de actuar en el medio local, generando economía local. Muchas veces la gente que no es del gremio ve al diseñador industrial, como alguien que genera necesidades, que se las inventa, que trabaja al fin y al cabo para el mercantilismo. Cuando un diseñador trabaja con un artesano esas dudas desaparecen, porque tú trabajas con una estructura tan pequeñita, que tus acciones y tus decisiones tienen un efecto directo en el trabajo del artesano. Ayudas a que sus productos tengan más visibilidad, que vayan mejor embalados o que entienda el valor que tienen. Haces que su propio oficio se revitalice y que sus productos no sean kitsch. Para mí no existe conflicto.
Un error muy común es pensar que todos los artesanos son empresas pequeñas. Hay a “nivel industrial” empresas como perfilerías metálicas, que son empresas de unas diez personas, muy dignas, y artesanos con los que trabajo que son diez personas también. No es cuestión del volumen. No hay que entender al artesano como una persona que subsiste, es un empresario que suele tener una forma de hacer un poco más lenta, pero ya está. Si piensas en Loewe que también hace artesanía, sí lo ves como una industria. Pero sus piezas, tienen unos tiempos, las pieles son irregulares, los acabados nunca van a ser iguales, la gota de cera que acaba el canto nunca queda igual, pues los demás igual.
Los artesanos tienen un problema cuando se usa la palabra artesanía al igual que los industriales cuando se dice de diseño. El diseño y la artesanía son palabras extremadamente prostituidas. Hay que dignificar su trabajo porque no es lo mismo artesanía que manualidades.
Trabajar con artesanos, a nivel ético, me parece una manera muy honesta y a la vez muy exigente. Si yo me equivoco me entero inmediatamente del error, no hay un equipo de marketing por encima, no se diluyen las responsabilidades, las decisiones que yo tomo para ese artesano tienen un efecto inmediato incluso en su familia.
¿Cuáles son tus referentes?
Al principio me fijaba mucho en la gente que formaba parte de la Plataforma Surtido, que ya ha desaparecido. Eran y son gente de una generación más o menos como la mía, ahora tienen unos treinta y tantos años y en aquella época veía que lo estaban haciendo de una manera particular. Si coges la historia del diseño, los diseñadores en los noventa diseñan de una manera, los del dos mil lo hacían de otra, y los del dos mil y pico lo han hecho de otra. Ellos trabajaban de una forma concreta y tenían mucho trabajo con artesanos, supongo que motivados por las escuelas donde estudiaban.
Yo empecé con mi primer trabajo en el sector industrial del mueble en gran volumen, y poco a poco y por hacerme portfolio empecé a tener contacto con los artesanos. Empezar por lo más chiquitito era una manera más natural de irme enfrentando a la industria.
Tanto la Plataforma Surtido como todos los diseñadores españoles han trabajado siempre con artesanos. Si coges el libro de Tapas o el libro de Historia del Diseño Español, por decirte dos que están a mano, están plagados de ejemplos en los que el diseñador y el artesano han trabajado juntos.
También me he fijado muchísimo en lo que hacen los diseñadores valencianos, porque ha sido la feria de diseño a la que he ido desde el 2007 sin faltar un año. Me acogen especialmente bien, me han llevado allí como Deidigital varios años y me han tratado fantásticamente. Estudios como Yonoh o Nadadora son gente más o menos de mi edad, pero que he visto crecer desde que estaban en el Nude. Ahora son profesionales y colegas, son ejemplos a seguir muy cercanos.
¿En qué te inspiras a la hora de comenzar un nuevo proyecto personal?
Muchos auto-encargos han venido de algunos workshop que yo misma he llevado, como los platos, o un perchero que también tengo por ahí. Otros auto-encargos vienen de conversaciones que he tenido con colegas que están montando una empresa, me pongo a investigar un poco y surgen las ideas. De todas maneras paso un proceso súper largo de documentación que es una manía mía. Es una manía en la que invierto muchísimo tiempo, pero que luego hace que la conceptualización sea mucho más rápida.
¿Cuál es tu ritual de trabajo?
Mi ritual de trabajo pasa por un periodo de incubación importante. En este proceso busco muchísimas referencias históricas, me voy a la fábrica, echo días hablando con todo el equipo. Les pido que me cuenten las curiosidades, lo que va bien y lo que va mal.
Por ejemplo si el encargo es cerámica y el artesano es de Granada, leo muchísimo de toda la cerámica de esa zona, de lo que ocurrió durante los califatos o de técnicas perdidas como la cerámica dorada. Investigo muchísimo a nivel histórico, porque las referencias actuales las tengo muy al día porque estoy escribiendo constantemente. Es como un ritual mañanero, yo llego y lo primero que hago es abrir los blogs.
También suelo investigar muchísimo sobre el proceso y prototipo, por supuesto. En la oficina tengo retales, prototipos y pruebas de todo tipo por ahí escondidos. Finalmente conceptualizo a base de bocetos y les presento las propuestas.
Recientemente has realizado el proyecto, La Fresca junto a Le Blume (Estudio de Damián López). Cuéntanos ¿cómo ha sido este proyecto? ¿cómo surgió?
Damián y yo nos conocimos en la feria de diseño de Valencia. Un tiempo después yo monté la exposición de diseño AND (Exposición de diseño andaluz en Lugadero), y en la selección de piezas que hice elegí la Papapelera de Damián. A raíz de ahí cuando subía a Sevilla, charlábamos y cuando yo iba a conferencias a Málaga, hacíamos lo mismo. Damián y yo tenemos una visión muy parecida del diseño, de lo que supone a nivel medioambiental, a nivel social , etc.
Él acababa de volver a vivir en Málaga, y yo tenía muchas ganas de trabajar en la silla andaluza como icono. Y en una de esas conversaciones dijimos “¡vamos a hacer esto!” A partir de ahí, todas las semanas quedamos los jueves y los domingos. Hacíamos videoconferencias y nos quedamos hasta las mil, prácticamente 6 horas cada día. Cada vez que hablábamos nos presentábamos conceptos, bocetos, cosas que habíamos leído sobre la silla, investigaciones, referencias, y así se fue fraguando.
Creo que cuando por fin apareció el boceto que dijimos, “¡esto si!” habían pasado 6 meses. Como era un proyecto que tenía la presión que nosotros nos pusiéramos, fuimos poco a poco, hasta que dimos con la tecla. El resultado es respetuoso, formalmente es actual, pero tiene mucha parte artesanal. Vimos que podía haber un buen equilibrio.
Después de mucho tiempo trabajando, ambos teníamos mucho volumen de trabajo, lo tuvimos que parar y quedó un poco en el cajón. Por suerte al año siguiente salió la convocatoria de los Premios lnjuve, y decidimos presentarlo bajo el nombre de Damián porque yo era mayor de treinta. Nos premiaron la silla, y de esta forma conseguimos la financiación para poder seguir con el proyecto y producirlo.
Desde entonces tuvimos que trabajar a full, Damián se ha dedicado en estos meses más a la búsqueda de los artesanos y al seguimiento de la obra, por así decirlo. Y yo desde aquí estaba haciendo planos y versiones de la misma silla a nivel estructural, para ir puliendo los problemas que iban surgiendo. Estuvimos buscando muchísimas referencias de la silla andaluza, y buscando quién nos la produjera, hasta que por fin Damián lo encontró.
Ha sido súper bonito y muy duro. Además las últimas fases que Damián estaba en Málaga por cercanía y demás, tuvo que aguantar el último tirón solo, aunque yo estaba a nivel telefónico apoyando moralmente. Cuando la presentamos en Madrid tuvo mucho éxito y seguimos trabajando. Ha sido un proyecto muy bonito y muy agradecido.
¿Cuál ha sido el proyecto que más te ha gustado a lo largo de tu carrera y por qué?
Uff! Tienen que ser dos porque siento que representan mucho mi forma de pensar.
Uno los platos Qr Ceramic, simplemente porque al final me he convertido en Granada la de los platos (risas). Los platos han sido un producto extremadamente sencillo, un producto que sin ningún tipo de pretensión ha tenido mucha visibilidad. Me sirvió en Valencia, la feria de diseño donde los presenté, para darme a conocer como diseñadora y no solamente como persona que escribe de diseño, porque hasta entonces yo había ido a Valencia más como un perfil de periodista que como diseñadora.
Y por supuesto, la silla La Fresca, ha sido un proyecto duro al que se le han dedicado no sé si seis, siete u ocho meses de investigación, donde hemos trabajado muchísimo tanto Damián como yo. La silla ha sido además un producto grande y auto-producido.
Nosotros entendimos la silla como un proceso de investigación, la hemos difundido de esta manera, es un proceso de trabajo en el que estamos evolucionando. También ha supuesto un aprendizaje muy grande porque al final vamos a tener que rediseñarla, porque nos la están pidiendo muchísimo para retail y tendría que cumplir una serie de requisitos que ahora mismo no cumple.
La acogida ha sido impresionante, hemos recibido llamadas telefónicas durante las primeras tres semanas, de gente que no conocíamos para felicitarnos por el proyecto, para darnos la enhorabuena porque les parecía un producto súper respetuoso, brutal.
Llevas mucho tiempo dirigiendo DeiDigital (blog de diseño industrial). ¿Cuéntanos en qué punto se encuentra?
Una de las razones por las que ya no escribo en DeiDigital es porque estoy profesionalizando por completo mi faceta divulgativa. Me han surgido oportunidades para seguir escribiendo pero de forma remunerada, tanto algunas publicaciones como el libro me han servido para decidirme a cerrar DeiDigital. Por ejemplo Tachi Mora que es una persona que admiro mucho a nivel de periodista especialidada en diseño, me ha buscado para que escriba en la plataforma Houzz.
En definitiva, voy a cerrar Deidigital para evolucionar y profesionalizarme por completo.
¿Se puede vivir de esto?
Yo creo que sí y tengo que decir, que mi manera de vivir de esto no solo es diseñar. Yo tengo varias patas a las que me dedico, y de todas ellas como. Como de lo que escribo, como de diseñar, y como de hacer investigación, docencia o dar conferencias. Todo lo que se ve que me muevo es trabajo remunerado. Empecé a hacer muchas cosas por amor al sector, en las que invertí mucho dinero y mucho tiempo, pero poco a poco se me ha ido gratificando, y ese trabajo después de diez o doce años, ahora es trabajo completamente remunerado.
También hubo un momento en el que decidí que el amor al diseño está muy bien, igual que los “km por diseño” pero tengo un límite. Llevaba años que no dormía más de 5 horas, trabajaba de lunes a domingo, perdí la salud. Llegó un punto en el que la gente incluso se volvió exigente conmigo, sin darme ellos nada de vuelta. Por cuestión de salud y de nivel de estrés he tenido que racionalizar y jerarquizar, y ahora me va incluso mejor.
Sigo abarcando todas esas ramas que me gustan, pero estoy más tranquila, duermo más…
En ese momento dije “si no puedo llevar esto a un nivel sostenible, si tengo que dejar el diseño lo dejo, si me tengo que dedicar a otra cosa, lo haré” porque lo que no puede ser es el nivel que llevaba.
Tengo que decir que hay compañeros que solo viven de diseñar. Como me he ido profesionalizando ha sido tocando varias patas, y mi manera de vivir es seguir tocando todas esas ramas que a mi me gustan, me enriquecen y a mi me amueblan el coco.
En el about de tu página web dices que tienes relativamente poca experiencia como divulgadora (nivel 5 de 10) pero muchos te conocen por divulgar lo que es diseño industrial. ¿Por qué crees que es importante la divulgación del diseño?
Creo que en divulgación me quedan muchas cosas por hacer, este año en Septiembre se presenta el libro que escribí el año pasado y que aún no ha visto la luz. Es un libro en el que he participando en la investigación y redacción de los contenidos con el equipo de Surgenia, sobre tendencias del packaging y agroalimentaria. Se presentará en Andalucía Sabor, aunque hace unos meses lo presenté en Madrid en el Ministerio de Agricultura en Madrid. Ojalá más diseñadores de Andalucía escribieran sobre diseño, porque en otras zonas de España hablan con orgullo de su trabajo y aquí parece que se esconden. Si más diseñadores escribieran sobre el diseño andaluz y le dieran visibilidad, creo que sería muy bueno para todos.
¿Qué es kilómetros por diseño?
El año pasado decidí darle un poquito de entidad a todo esto de viajar por diseño. Todo empezó como una coña porque todo el mundo cuando me llama por teléfono (mi madre, mi padre, mi chico…) me preguntan: “¿dónde estás hoy?” Realmente no los puedo avisar de antemano porque se me marean, a veces en una semana estoy en cinco ciudades diferentes. Hay días que he desayunado en Sevilla, he comido en Córdoba, y he cenado en Málaga, ¡la Tarjeta Tempo de Renfe la tengo tope de puntos!
Incluso a la hora de hacer presupuestos, tienes que hacer una estimación del coste de cuántos días vas a estar. Cuando me muevo intento meter casi todos los viajes en una semana, para estar tres semanas generando aquí, y la semana que me muevo estoy haciendo entregas y visitando a clientes o potenciales clientes.
Creo que hasta el año pasado no he viajado por placer. Si viajaba a Milán, aunque mi pareja de entonces estuviera allí, yo iba para ver las exposiciones. Cuando iba a Valencia no iba de turismo, iba por la feria, las exposiciones. Igual si iba a Madrid o Barcelona, bien fuera para entrevistarme, para conocer a alguien o para conocer algo, siempre por diseño. Un día dije: “¡coño cuantos Km hago por diseño!”, porque no los hacía por placer y empecé a etiquetarlos. Ahora lo que hago es que a final de año los cuantifico, y digo pues el año pasado fueron 18.000 km por diseño.
Es curioso porque lo que empezó como un mensaje para mí, se ha convertido en algo que la gente me pregunta. A la gente le ha hecho gracia y cuando alguien no me ve en un tiempo me pregunta, “¿cómo van esos kilómetros por diseño?”
¿Qué ha sido lo más loco que has hecho por el diseño?
¿A parte de no dormir durante dias? (Risas). Bueno desde invertir dinero, todo lo que ahorraba lo he gastado en hacer prototipos, en viajar para aprender, para saber. También en servidores porque cuando tenía el de Baaang, en la época que era casi un Behance, costaba bastante. Todos los talleres y workshop que se hicieron también costaron porque hace falta material. Recuerdo que incluso pusimos una alfombra amarilla en la entrada de la Escuela Politécnica de Sevilla, el día que presentamos la plataforma.
Supongo que la mayor locura es haber gastado mucho dinero y mucho tiempo en cosas que eran por el sector del diseño, porque no me han revertido un beneficio directo, las he hecho por el colectivo. Con los años me he ido dando cuenta y a pesar de todo, no me arrepiento absolutamente de nada. Gracias a que lo he hecho he tenido más visibilidad, la gente cuenta conmigo, al final saben que eres una tía que resuelve, que se mete en líos y eso me ha venido muy bien.
Otra de las grandes locuras que he hecho a nivel km por diseño fue un día que iba de ruta con la empresa Qisarias (este proyecto actualmente está paralizado). Para ellos hice ocho diseños de los que finalmente se quedaron seis. El proyecto incluía a catorce maestros artesanos andaluces de todo tipo, desde orfebres, doradores, artesanos que no te imaginas dentro de ciertos contextos bastantes contemporáneos. El día de entrega salí a las cinco de la mañana de Huelva y volví a las dos de la madrugada .Visité a artesanos de casi todas las provincias de Andalucía, sólo me faltaron Cádiz y Almería. Fue muy gratificante pero mucho tute para el cuerpo.
En un futuro, ¿qué te gustaría hacer? ¿Hay algún proyecto que te llame especialmente la atención?
Como empresa, Sancal es mi marca favorita española, me parece una pasada, y además apuesta por jóvenes diseñadores. Pero tengo una espinita que es trabajar para la agroindustria de Huelva, para el turismo de Huelva. Me gustaría precisamente porque soy de aquí pero también porque es una de las provincias de España con más paro y con peor imagen a nivel exterior. Sin embargo tiene una sierra espectacular, unas playas espectaculares, y gracias a eso las playas no han sido explotadas a nivel masivo como en otras zonas de España. ¡A nivel de jamón no te digo nada! (risas). Somos la zona del fruto rojo, la fresa, la frambuesa, la mora. Tenemos un producto espectacular, ¡la gamba blanca y la coquina ni te cuento!
Me encantaría trabajar para donde vivo porque es una tristeza ver cómo una provincia que tiene mucho que mostrar, tiene tan mala prensa. Cuando trabajaba en Lucena, mi reto era ayudar a remontar la sillería y el mueble de allí, pero es que aquí hay tantas cosas que hacer, a nivel empresarial casi todos los sectores están muy tocados. Cuando el producto es bueno es mucho más fácil y me parece un retazo.